Hoy nos adentramos en uno de los momentos más cruciales de la Guerra de la Independencia Española: la Batalla de Bailén. Esta confrontación no solo marcó un hito en la lucha contra la ocupación francesa con la primera derrota del ejército de Napoleón, sino que también sentó las bases para el futuro de España.
Para ser totalmente exactos, Bailén fue la segunda derrota francesa. Un mes antes ya habían sido derrotados por tropas españolas en la batalla de la Poza de Santa Isabel, en la bahía de Cádiz, pero al ser un encuentro de menor entidad, no ha trascendido demasiado su historia. Pero hoy toca centrarnos en Bailén.
A principios de 1808, España se encontraba en una encrucijada. La invasión napoleónica había desestabilizado al país, y las tensiones aumentaban entre el pueblo español y las fuerzas francesas. El 2 de mayo de 1808, un levantamiento en Madrid simbolizó el inicio de la resistencia. Sin embargo, las tropas francesas, bien entrenadas y con un liderazgo formidable, avanzaban rápidamente hacia el sur.
En el verano de 1808, las tropas francesas, lideradas por el general Pierre Dupont, se dirigieron hacia Andalucía con la intención de consolidar su dominio. La resistencia se organizaba, pero la falta de recursos y coordinación era un obstáculo. Sin embargo, en este contexto, surgió la figura del general Francisco Javier Castaños.
Castaños, un militar experimentado, reunió a las fuerzas españolas en una coalición que incluía tanto regimientos regulares como milicias locales. A pesar de estar en desventaja numérica, los españoles estaban decididos a luchar por su patria. Se prepararon para enfrentarse a las fuerzas de Dupont en la localidad de Bailén, en julio de 1808.
A comienzos de junio, el general francés Pierre Dupont partió de Madrid para rescatar a la escuadra francesa de Rosily, que se encontraba en Cádiz.
Durante la ruta, se enfrentan a múltiples partidas de guerrilleros, deciden saquear Córdoba y cometer varias atrocidades. Las hostilidades se incrementan y la creación de dos ejércitos, decisión de las Juntas de Gobierno para enfrentarse a los franceses da comienzo a los preámbulos de la batalla.
En su marcha al sur Dupont fue notificado de la rendición de la flota francesa de Rosily y la puesta en marcha de un ejército para cortarle el paso de vuelta a Madrid.
El 16 de julio, comenzó la batalla. Las fuerzas españolas comandadas por el general Castaños contaban con aproximadamente 18,000 hombres, mientras que Dupont lideraba unos 22,000. A pesar de esto, los españoles aprovecharon su conocimiento del terreno y la determinación de su gente.
La batalla, según habían planeado Castaños y el presidente de las
Juntas, Francisco de Saavedra en la localidad cercana de Porcuna, donde se reunieron para ultimar los planes, debería haberse disputado en Andújar, pero los franceses salieron antes de lo previsto, por lo que Castaños tuvo que improvisar sobre el terreno, colocando a sus tropas en los cerros colindantes de Bailén.
A la reunión de Porcuna también asistió el general Teodoro Reding que comandaría el ejército de Andalucía con tropas alistadas en Sevilla, Málaga y Granada.
La batalla se caracterizó por ataques estratégicos y maniobras audaces, y en un giro inesperado, las fuerzas españolas lograron rodear a los franceses.
Dupont dependía de la llegada de tropas de refuerzo al mando de Vedel, pero éste solo llego a última hora de la tarde del último día cuando la batalla ya se había decidido. Intentó atacar con sus hombres, pero Dupont le ordenó que cesara en su intento porque ya había dado la batalla por perdida.
La ayuda de los habitantes de Bailén y de las poblaciones cercanas que asistieron a los soldados españoles suministrándoles agua y otros víveres, fueron determinantes para cambiar el signo de la batalla. Mientras las tropas españolas tenían agua de sobra para beber y refrescar sus cañones, los franceses carecían de ella y durante toda la batalla estuvieron sufriendo sed y además varios de sus cañones quedaron inservibles por la imposibilidad de refrescarlos con agua.
Después de dos días de intensos combates, el 19 de julio de 1808, las tropas francesas se rindieron. Fue la primera gran derrota del ejército napoleónico, y su impacto fue monumental. La victoria en Bailén no solo elevó la moral de los patriotas españoles, sino que también inspiró movimientos de resistencia en toda Europa.
La derrota de Dupont en Bailén fue un mensaje de esperanza a todos los ejércitos que luchaban contra Bonaparte. Desde España se mandó el mensaje de que se podía derrotar a Napoleón. De hecho, él mismo encabezó un ejército y se dirigió a España para cambiar el curso de la guerra que se le estaba torciendo.
Este revés militar obligó a José Bonaparte a huir de Madrid a Vitoria.
Hoy, la Batalla de Bailén es recordada como un símbolo de la resistencia española y un punto de inflexión en la Guerra de la Independencia. Nos recuerda que la determinación de un pueblo puede desafiar incluso a los ejércitos más poderosos. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta historia? La lucha por la libertad y la identidad siempre encontrará su camino.
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