La historia contada para que se entienda. Amaro Pargo. El azote de los mares. - Crónicas de Esperantia

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lunes, 14 de octubre de 2024

La historia contada para que se entienda. Amaro Pargo. El azote de los mares.



En las profundidades del Atlántico, cuando los mares eran dominados por piratas y corsarios, un nombre resonaba con fuerza en las costas de las Islas Canarias: Amaro Pargo. Un hombre cuya vida se movía entre la gloria de la guerra en el mar y la piedad religiosa. Hoy, viajamos al siglo XVII para contar la historia de este intrépido corsario español que se enfrentó a ingleses y holandeses, acumuló una inmensa fortuna, y dejó un legado tan misterioso como fascinante.

Amaro Rodríguez Felipe, conocido por la historia como Amaro Pargo, nació el 3 de mayo de 1678 en San Cristóbal de La Laguna, Tenerife. Pertenecía a una familia acomodada de comerciantes, lo que le permitió desde joven tener acceso a los recursos necesarios para emprender sus primeras aventuras. Desde muy temprano, Amaro mostró una fascinación por el mar y la vida marítima, lo que lo llevaría a convertirse en uno de los corsarios más temidos y respetados de su tiempo.

Las Islas Canarias, en esa época, eran un punto estratégico en las rutas comerciales entre América y Europa. Los barcos cargados de tesoros y productos del Nuevo Mundo eran el objetivo principal de los piratas y corsarios. Y ahí es donde Amaro encontró su destino.

Amaro Pargo no era un pirata común. Era un corsario, lo que significa que tenía el respaldo de la Corona española para atacar y saquear barcos enemigos. Los corsarios como él actuaban bajo lo que se conocía como patente de corso, un permiso oficial que les permitía atacar a las naciones en guerra con España.

Gracias a esta patente, Amaro Pargo comenzó a navegar por el Atlántico, atacando a barcos ingleses, holandeses y franceses, quienes competían por el control de los mares y las rutas comerciales. Su conocimiento del mar y su audacia le permitieron obtener grandes victorias. Se dice que capturó numerosos barcos cargados de riquezas, desde oro hasta especias, incrementando así su fortuna personal.

A lo largo de los años, Amaro Pargo se convirtió en una figura legendaria. No solo por sus hazañas en el mar, sino también por su habilidad para burlar a las flotas enemigas y salir ileso de muchas batallas. Su fortuna crecía exponencialmente con cada victoria, y en Tenerife, su figura empezaba a ser vista como un héroe local. Pero lo que realmente lo distinguía de otros corsarios era su devoción religiosa.

Amaro Pargo era un hombre profundamente religioso. Era devoto de la Virgen de Candelaria y mantuvo una estrecha relación con la monja María de León Bello y Delgado, conocida como "Sor María de Jesús". Esta monja, considerada santa por muchos, fue su consejera espiritual durante años. Pargo donó grandes sumas de dinero a la Iglesia y fue conocido por su caridad hacia los pobres.


Sin embargo, no todo fue gloria. Como todos los corsarios, Amaro Pargo tenía enemigos. Los comerciantes ingleses y franceses a quienes atacaba lo consideraban una verdadera amenaza. En varias ocasiones, fue perseguido por flotas extranjeras que intentaban capturarlo y destruir su barco, el famoso Nuestra Señora de los Remedios. Sin embargo, siempre lograba escapar con su aguda estrategia y su capacidad para navegar.

Amaro también tuvo aliados importantes. Mantuvo una estrecha relación con otros corsarios españoles y con la propia Corona. Estos lazos le permitieron actuar con relativa impunidad, lo que aumentó su poder y su prestigio.

A medida que su fama crecía, también lo hacía el misterio alrededor de su figura. Se decía que Amaro Pargo escondía tesoros en diferentes partes de Tenerife, aunque hasta hoy, no se ha encontrado ninguno. Su tumba, en la iglesia de Santo Domingo en La Laguna, también es objeto de especulaciones. Algunos creen que ahí guarda algunos de sus secretos mejor guardados.

Uno de los episodios más enigmáticos de su vida ocurrió en 1724, cuando fue encarcelado brevemente en Cádiz, acusado de actividades ilícitas. Aunque fue liberado rápidamente, este incidente sigue siendo un punto oscuro en su biografía.

Con los años, Amaro Pargo fue alejándose de la vida en el mar. Su última expedición conocida fue en 1737, cuando decidió retirarse a una vida más tranquila. Sin embargo, su fortuna seguía creciendo gracias a su actividad como comerciante. Al morir el 14 de octubre de 1747, dejó un inmenso legado no solo en riquezas materiales, sino en historias y leyendas que han perdurado por siglos.

La vida de Amaro Pargo es un testimonio del poder y la ambición de los corsarios españoles durante el Siglo de Oro. Hoy, su nombre sigue siendo sinónimo de aventura, misterio y valentía.

Y así, entre batallas navales, tesoros escondidos y la fe religiosa, se forja la leyenda de Amaro Pargo. Un hombre que navegó entre dos mundos: el de la violencia de los mares y el de la devoción piadosa. Un héroe, un villano, un corsario. Amaro Pargo sigue siendo, siglos después, una figura inolvidable en la historia de España.

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