Un debate descafeinado podría haber sido el titular para esta primera confrontación entre los dos contendientes en las elecciones presidenciales a la Casa Blanca 2016 que se dilucidará el próximo 8 de noviembre.
Donald Trump y Hillary Clinton dirimieron sus cuitas durante 90 minutos divididos en tres bloques diferenciados: Economía, Seguridad Nacional e Internacional.
Para serte sincero, me esperaba mucho más de este primer debate que me dejó un sabor bastante agridulce. Los dos temas que más me interesaban, la economía y le política internacional, fueron despachados con bastante obviedades, sin apenas concreciones y, como el resto del encuentro con un sinnumero de interrupciones del moderador que no dejaba a los debatientes dar rienda suelta a sus ideas e impedía constantemente los monólogos y los diálogos de ambos candidatos presidenciales.
En lo que respecta al contenido, en economía dos ideas básicas que podrían haber contado en un par de minutos cada uno, pero que repitieron hasta la saciedad a lo largo del primer segmento: Donald Trump aboga por reducir los impuestos hasta un 30% para favorecer la creación de empresas para evitar que abandonen el país, mientras que Clinton, opta por seguir más o menos la línea de los demócratas de subir los impuestos a los más adinerados e invertir en el desarrollo de los más desfavorecidos. No contaron nada nuevo que no supiéramos sobre las dos fórmulas antagónicas de entender la economía, que, por lo que hemos visto, no terminan de encontrar el modo de cuadrar las cuentas. Los mercados se tomaron bastante bien este primer debate y los futuros de Wall Street, abiertos durante la emisión se anotaron importantes subidas. Tendremos que esperar a ver si en el contado, estas subidas se ven reflejadas y continúan, aunque prácticamente la totalidad de los índices en Estados Unidos están en máximos, intentando superar resistencias, para seguir mirando hacia arriba, y cualquier motivación extra para mantener las alzas se encontrará con fuertes niveles de contención.
En cuanto a la seguridad interna, todo estuvo centrado en la inmigración y la lucha racial. Poco más dio de sí este segmento que se comió el tiempo destinado en reproches y acusaciones mutuas, sin apenas concreciones por cada una de las partes.
En el ámbito internacional, poco más que contar. Trump intento desde los primeros minutos del debates sacar el tema del ISIS a ver si podía reconducir el enfrentamiento sobre uno de los temas en los que Clinton, al haber pertenecido a la Administración Obama como secretaria de Estado, tenía más muertos en el armario y lagunas por donde se le podía atacar abiertamente, pero la candidata salió muy bien parada de los quites y no entró al trapo hasta que el moderador planteó el problema de la seguridad.
Ambos pretenden acabar con el ISIS, pero con métodos distintos y, mientras Trump, pretende hacerse fuerte en USA y dejar de ser tan intervencionista, Clinton, pretende hacer lo contrario. Acuses y reproches en torno a la OTAN y a las últimas invasiones en Irak y a la retirada de tropas y muchas obviedades.
Bajo mi punto de vista, Trump dejó muchos huecos para que Clinton hábilmente pudiera escaparse de las encerronas que le iba preparando y Clinton no supo dejar suficientemente en evidencia el populismo del magnate neoyorquino, que también supo escabullirse con éxito de las trampas dialécticas que le iba planteando su rival.
Esto no ha terminado y el próximo lance lo tendremos el 9 de octubre en San Luis.
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