Desde el momento que cayó en mis manos esta serie, pensé que se trataba de la típica producción de aventuras en torno a piratas más o menos conocidos, pero me sorprendió gratamente al comprobar como los guionistas le hicieron un guiño a la historia y a la ficción al mezclar en una sugerente trama, personajes reales que ya forman parte de la historia de las Islas Bahamas, con personajes surgidos de la imaginación de Robert Louis Stevenson y su novela La Isla del tesoro, como John Silver, por ejemplo.
En esta segunda temporada siguen las disputas entre los piratas y la administración británica que se las ve y se las desea para controlar las islas y expulsarlos o apresarlos. La administración anárquica de los intereses isleños y que opera como un sindicato del crimen, tiene que hacer frente a invasiones de otros piratas, de la Armada británica y de la Armada española, las dos potencias de la época.
Desde que terminé de ver la primera temporada me interesé por la verdadera historia de los personajes reales que aparecen y me llamó la atención, entre otras cosas, la existencia de mujeres piratas, como la propia Anne Bonny, que fue compañera de correrías de algunos de los relatos de la época dorada de la pirateria durante el siglo XVIII a lo largo del Atlántico.
La producción es un alarde de efectos especiales y de ambientación de decorados y corre a cargo de Starz, otra de las grandes en este complicado y cada vez más concurrido universo de las series para televisión.
Si te gustó esta serie, estás de enhorabuena porque ya hay rodada una tercera temporada, que espero ver muy pronto y se ha anunciado el rodaje de una tercera, de modo que los piratas van a estar todavía una larga temporada entre nosotros.
La imagen es una captura de pantalla de uno de los capítulos de esta segunda temporada.
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