En estas casi tres semanas de lo que llevamos del mes de julio, si le preguntamos a cualquier sobre el hecho más destacado en en entorno de la economía, con toda seguridad pensará en Grecia y su crisis de deuda, una noticia que ha sido destacada en todos los medios económicos e incluso también en los generalistas.
Si analizas con algo más de perspectiva la crisis griega, que tan sólo supone apenas el 2% del PIB de la Eurozona, podrás comprobar por ti mismo que por mucho que nos hayan subrayado por activa y por pasiva que Grecia es la noticia más destacada, su economía quedaría diluída como un azucarillo si la comparamos con la economía china que pugna con Estados Unidos por ser la primera potencia mundial.
Los periodistas habitualmente vamos picoteando de aquí y de allí para ir confeccionando nuestras informaciones sobre cualquier tema, pero a fin de cuentas y, salvo excepciones, somos aprendices de mucho y maestros de nada. Aunque la economía en un principio no era una de las ramas en las que más había centrado mi trayectoria profesioanal, desde hace unos cuantos años, comparto programas en Bolsa.com que me permiten coincidir con unos cuantos economistas de probada solvencia cada semana y con los que estoy aprendiendo mucho y, como bien imaginarás, me ayudan a entender los complejos galimatías que demasiado a menudo nos plantean los mercados. Sobre todo a entrar en lo fundamental de la economía y a abstraerse del ruido de fondo y centrarse en las cuestiones que importan.
Tanto ellos como yo, hemos coincidido en destacar la poca importancia que se le ha dado a la gran crisis de la Bolsa china, centrada principalmente en su principal índice el Shangai Composites, que ha obligado hace unos días al banco central chino a intervenir porque las pérdidas ya se situaban en torno al 30% en 10 días entre finales de junio y la mitad del mes de julio
Pero, ¿Por qué ha sufrido China esta acentuada crisis en sus principales índices? La respuesta, aunque sería mucho más compleja, para resumirla, podríamos centrarnos en un dato que mes a mes nos está mostrando la vitalidad de la economía asiática. China es un gigante exportador con 1.200 millones de habitantes o incluso más y que está sufriendo en muy pocos años una serie de transformaciones que están convirtiendo a buena parte de su población de vivir prácticamente en una economía de mera subsistencia a comenzar a crear un importante tejido de clase media, con todo lo que esto supone.
Un par de datos sólo para que lo entiendas: Sólo un 20% de chinos disponen ahora mismo de cuenta corriente y poco a poco se van incorporando al mercado bancario o desde hace un año o así, y por citar sólo una materia prima, el cacao, ha sufrido subidas destacables que los economistas relacionan con la entrada en el mercado de consumidores chinos que ahora ya pueden permitirse la adquisición de este tipo de alimentos.
Al tener mayor poder adquisitivo, se adquieren más bienes y servicios y como no podía ser de otra forma, también crece el número de inversores en Bolsa, lo que está provocando una inmensa burbuja inversora que ahora se ha pinchado.
La Bolsa de Shangai ha estado subiendo a un ritmo vertiginoso los últimos años con subidas espectaculares superires al 100% y, el hecho de que haya habido una corrección del 30% no es para nada un indicio de que algo grave puede ocurrir. Sí que saltaron algunas alarmas al tener que intervenir el banco central para salvar los muebles de caídas tan acentuadas lo que unido a las limitaciones posteriores a vender títulos, han creado la tormenta perfecta para que el pánico hiciera acto de presencia.
La economía china vive entre dos mundos, el capitalista y el comunista y todavía en el ámbito bursátil hay demasiadas restricciones. No mencionamos su moneda, el yuan, que coquetea con el resto para entrar en la cesta de divisas, pero que una vez expuesta a une economía abierta y transparente, no se sabe muy bien, como cuadraría dentro de una dictadura comunista como la china.
Da la impresión y bajo mi humilde punto de vista que esta crisis bursátil es un problema doméstico chino y centrado únicamente en el entorno de la renta variable. Todos los indicadores económicos del gigante asiático son muy buenos y nada hace indicar que la tendencia vaya a cambiar. Otro dato que nos puede servir para basar esta hipótesis es que el índice Han Seng de Hong Kong, ciudad que desde comienzos de siglo pertenece a China, tiene unos gráficos envidiables y el resto de los índices principales de Asia, el Nikkei japonés, por ejemplo. nos está mostrando una envidiable tendencia alcista que no se ha detenido a pesar de los vaivenes que hemos visto en Shangai.
Seguiremos atentos a la marcha de los índices chinos, pero, pese a que hay inversores que han sufrido pérdidas del 50 y 60%, creo que la crisis no alcanzará al resto de la economía.
Aunque, eso si, a pesar del gran volumen de pérdidas me sigue llamando la atención el hecho de que se la haya dado tan poca importancia a esta noticia o incluso que haya sido totalmente eclipsada por el caso griego. De hecho los bancos han tenido que inyectar más de 200.000 millones de dólares a la Bolsa para evitar que colapsara.
Las imágenes corresponde a una panorámica de los paneles de la Bolsa de Shangai, el índice Shangai Composites desde el 1 de julio al 17 de julio y monedas y billetes chinos, yuans. Las encontré en Google imágenes.
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