A menudo colegas y amigos me comentan que siempre estoy con la misma historia en mis apreciaciones sobre la actualidad política. Que si el régimen feudal de corrupción, que si el dinero de los presupuestos se lo gastan en putas y en el bingo y dejan morir a los ciudadanos en las calles o debajo de los puentes y demás lindezas que nos proporciona a diario el régimen feudal de corrupción que padecemos en España.
Durante el día de ayer conocimos en la página web de la Casa Real que el presunto ladrón Iñaki Urdangarín es excelentísimo señor, todavía y aparece ahí mismo en una de las más altas instituciones del Estado como parte oficial de la familia.
Yo ya estoy perdiendo el sentido de la lógica y de la normalidad en este país porque cualquier cosa que te imagines sobre ladrones, delincuentes y estafadores políticos o reales por medio, tiene cabida en este sistema de corrupción.
Como dije hace unos días, no sé si ya se le puede llamar abiertamente a Urdangarín y a su mujer, la hija del rey, ladrones. Supongo que deberán enfrentarse a un juicio, o quizás tampoco, pero el botín de todos sus robos ya está reflejado en las diferentes cuentas corrientes de los diversos paraísos fiscales que han regentado.
Los tribunales políticos del régimen, que se ocupan básicamente de conseguir por todos los medios la impunidad de ladrones, estafadores y delincuentes del sistema, deben estar haciendo horas extras para ver qué trucos utilizan para que el presunto y su presunta salgan libres y sin cargos manteniendo intactos todo el montante completo de lo extraído.
En una sociedad democrática, moderna, avanzada y del siglo XXI, todo esto que te estoy contando sería más propio de tramas absurdas de novelas de garrafón, pero en el país de la idiocia, de la gilipollez, de la ignorancia y en el que el fútbol y Belén Esteban suponen la avanzadilla cultural, mejor pensar en otra cosa.
La imagen la encontré en Lo que me toca los cojones. De momento creo que es un fotomontaje.
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