Desde hace mucho tiempo sigo la actualidad para conocer algo más del mundo en el que vivo, pero debo reconocer que llevo una temporada en la que me sobrepasa todo lo que ocurre. Ya he llegado a un punto en el que me resbala casi todo porque la lógica no tiene cabida en gobiernos ni sociedades e intentar buscar respuestas allá donde no las hay o nunca las ha habido es el camino más próximo para perder el juicio.
Podría ponerte unos cuantos ejemplos, pero cuando empiezo a preguntarme sobre un hecho, sólo encuentro más preguntas. ¿Por qué un niño de 13 años tiene una escopeta de caza cargada en sus manos? ¿Por qué un jefe de Estado con una salud delicada se va al quinto pino a cazar elefantes? Por qué el Gobierno hace pagar a todos los inocentes por los delitos que han cometido unos cuantos culpables?
Son sólo algunos ejemplos de los que podría mencionar decenas cada día. Afortunadamente ahora mismo esto concentrado en mis programas de radio, que disfruto como un enano, y la kafkiana actualidad española empieza afortunadamente a pasar a un segundo o tercer plano. ¿Para qué entrar en un campo donde la lógica tiene estríctamente prohibida la entrada?
Ya casi mejor no hablo de la nacionalización que ha perpetrado el gobierno de Argentina con YPF. En muchos casos da la impresión que muchos de sus defensores, incluídos algunos miembros del Gobierno, tengan intereses en la compañía agraviada. Señores, hace tiempo que Repsol es una empresa privada y será ella y sus accionistas los que tengan que ventilárselas. Yo no tengo intereses en Repsol, Repsol no me ofrece nada, Nunca me ha dado nada en absoluto, de modo que no voy a mover ni un dedo en su defensa, aunque reconozco que la decisión argentina, deja muy tocada la credibilidad del país como garante jurídico de las futuras inversiones.
La imagen la encontré en El lado oculto de la vida.
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