Hace un par de días empecé a ver de nuevo la serie Vientos de Agua, una producción hispano argentina dirigida por Juan José Campanella que me gustó especialmente. Buen guión, buenos actores, bien rodada, bien documentada y un acabado en conjunto digno de todo elogio.
Fíjate si sería buena la serie que la estrenaron en Telecinco y la tuvieron que eliminar al poco tiempo por falta de audiencia. Imagino el shock de los telespectadores de Telecinco al ver algo de calidad. Una serie en la que no salía Paquirrín, ni Belén Esteban, ni la Pantoja ni tertulianos de garrafón berreando sobre personajillos del tres al cuarto, casi tan insifnificantes como ellos, confundiría a la audiencia que imaginarían que había habido algún problema de sintonización con su canal vomitivo favorito.
La serie es una sucesión de historias entrelazadas de personajes que emigran de un lado para otro y, a pesar del transcurso de los años, se encuentran con los mismos problemas en sus nuevos destinos. No te voy a desgranar la trama porque prefiero que la disfrutes.
De un tiempo a esta parte estoy buscando alternativas a la información y las noticias. El resumen es siempre el mismo. La cueva de Alí Baba que dejan unos cuantos de las sectas que padecemos, inmediatamente es ocupada por otros de la misma secta cortados por el mismo patrón del mismo régimen feudal y de corrupción que vivimos en España desde hace ya demasiados siglos. Latrocinio y nepotismo a partes iguales contemplan un país para echarle de comer aparte.
A los pobres de espíritu les representan siempre la misma tragicomedia de la izquierda y la derecha, la derecha y la izquierda, pero si escarbas un poco, te darás cuenta que es sólo una pantomima con atrezzo y un guión cada vez más malo. Son todos los mismo.
El robo sistemático y el latrocinio generalizado es el pan nuestro de cada día y, pase lo que pase, siempre pagamos los mismos. Unas veces lo pagamos con recibos abusivos de la luz, otras del teléfono, otras con impuestos injustos, otras con subidas generalizadas de todo, etc. En cambio en la escuela de ladrones que tiene montado el sistema, todo está organizada para que la impunidad reine y gobierne y los resortes de la podredumbre puedan usar los comodines adecuados para que los que más roban, puedan salir libres cuanto antes. Usan los comodines de la precripción, del sobreseimiento, de los estigmas o del indulto.
Además como existen muchas formas de robar, los delincuentes utilizan todas las tretas para robar y que parezca que no están robando. Los ladrones no siempre llevan antifaces y bolsas con el símbolo del dólar.
La imagen con tres de los protagonistas la encontré en RealTVnews. Si te apetece ver la serie, me han comentado que por algún lugar, la puedes ver entera.
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