Supongo que ya te habrás enterado de la mala noticia del inminente cierre del diario Público, una nueva estocada a la diversidad informativa y pluralidad que no ha perpetrado nadie en particular, sino el mercado y la ley de la oferta y la demanda, como en tantos casos.
Es cierto que lo que han comunicado sólo es el concurso de acreedores, pero mucho me temo que sería ser demasiado optimista si se piensa que en estas condiciones pueden aguantar saliendo algo más de un mes.
Dicen, y a menudo con mucha razón, que los periodistas somos excesivamente ombliguistas y dedicamos demasiado tiempo a nuestro colectivo. Cualquier día del año podría dedicar una entrada similar a un ERE en alguna bodega, una obra, o incluso algún despido y cierre de una empresa de saneamientos. Tal como están las cosas no hay día que no surja una noticia de este tipo, pero da la impresión que el inminente cierre de un diario es algo más, aunque en síntesis viene a ser lo mismo en términos laborales.
La tendencia ideológica de Público nunca me gustó. Demasiadas noticias sesgadas o directamente manipuladas para dar a entender que su padre putativo, Zapatero, era el mejor y su enemigo Rajoy, lo peor.
Tenían su público, valga la redundancia, pero a tenor de lo que hemos visto, no ha sido suficiente para mantenerlo a flote. Caída la vaca que les daba de mamar, han dejado de tener suministros vitales y la viabilidad brilla por su ausencia.
Siempre he pensado que montar un medio para vivir de las subvenciones y las regalías atacando o defendiendo a alguien e incluso ambas cosas a la vez, es un estupidez, pero en el ejercicio del periodismo en España hemos llegado a estos niveles de necedad en donde la profesionalidad y el buen hacer no valen nada si no estás en la secta adecuada en la mayoría de los casos y no en todos afortunadamente.
Creo que sería mucho mejor hacer un periodismo coherente, veraz, al margen de peloteos al político de turno que tiene la llave de la subvención o de otras concesiones y contar la verdadera realidad de la actualidad. Con estos parámetros, la audiencia llegará sola y con ella el sustento económico de la publicidad.
Creo que sería mucho mejor hacer un periodismo coherente, veraz, al margen de peloteos al político de turno que tiene la llave de la subvención o de otras concesiones y contar la verdadera realidad de la actualidad. Con estos parámetros, la audiencia llegará sola y con ella el sustento económico de la publicidad.
Nunca me alegraré por el cierre, despido o desaparición de una empresa, sea del tipo que sea, pero mucho menos de una empresa periodística que aporta una visión diferente. Una sociedad es mucho más moderna, más avanzada y plural cuantos más medios diferentes están al alcance de los ciudadanos para informarse. Lo contrario es el pensamiento único, el oscurantismo y la dictadura.
Por mi ocupación actual debo compartir mis actividades con jóvenes periodistas. Me asombra leer sus curriculum; uno habla 3 idiomas y está preparando el doctorado, la otra habla correctamente otros dos y cursa el doctorado y así todos. Son jóvenes que tuvieron una ilusión un día para estudiar esta carrera, como me pasó a mí hace algún tiempo, y hoy se encuentran cerca de los 30 sin trabajo, con una formación superlativa y sin esperanzas de conseguir algo medianamente digno que les permita comenzar a desarrollarse laboralmente. Pero ya no hay nada de eso. Todos son trabajos de becario, trabajos de redactor a 1 euro la pieza, sustituciones sin remunerar y demasiada politización en todos los medios.
Suelo hablar mucho con elllos y la única salida que se me ocurre es la creación de cooperativas de periodistas de verdad, nada de arietes políticos, ni apéndices sectarios. Hacer periodismo independiente, bien hecho, con pasión, con ganas y con la fuerza de la verdad por delante. Ya están en marcha algunos proyectos a los que les deseo todo lo mejor y que apoyaré con todas mis fuerzas.
Lo bueno o lo malo que nos ha traído esta crisis económica de valores e incluso de esperanza es que estamos obligados a cambiar los parámetros, cambiar el paradigma, morir para renacer de nuevo más fuertes y consolidar un tipo de periodismo real, cotidiano, que cuente lo que realmente pasa y no lo que algunos nos quieren vender como que está pasando.
Mi solidaridad con todos los compañeros y colegas periodistas que ahora msimo lo están pasando mal en Público, en otros medios, o incluso en el paro, pero también mi solidaridad con todos los fontaneros, albañiles, oficinistas, ingenieros, arquitectos, limpiadoras, alicatadores, psicólogos, etc que tampoco encuentran su hueco en esta sociedad.
Actualización: Tal como se esperaba el diario Público cerro definitivamente su edición en papel. El último numero salió a los kioscos el viernes 24 de Febrero. La empresa intentó infructuosamente conseguir financiación o un socio para continuar adelante con el proyecto, pero no pudo ser. La propia empresa pretendía lanzar dos ediciones el sábado 25 y domingo 26, pero los trabajadores reunidos en asamblea decidieron que ya estaba bien de que siguieran tomándoles el pelo, tal como aseguró una de sus representantes.
Actualización: Tal como se esperaba el diario Público cerro definitivamente su edición en papel. El último numero salió a los kioscos el viernes 24 de Febrero. La empresa intentó infructuosamente conseguir financiación o un socio para continuar adelante con el proyecto, pero no pudo ser. La propia empresa pretendía lanzar dos ediciones el sábado 25 y domingo 26, pero los trabajadores reunidos en asamblea decidieron que ya estaba bien de que siguieran tomándoles el pelo, tal como aseguró una de sus representantes.
La imagen la encontré en Clases de Periodismo
4 comentarios:
Eran muy sectarios, pero tienes razón, se pierde una voz y eso es malo
Pues sí, cualquier cierre de un periódico es una pena. Sobre todo para aquellos periodistas que sí están ahí para ejercer su profesión, ajenos a esos circulos de colegueos... pero eso es lo que tiene jugar en esa banda, que luego no te pasan la pelota y ahí te quedas
Totalmente con la sensación de pérdida y con esa visión de futuro oscuro para la profesión periodística. Habrá que echarle imaginación y compromiso para salir adelante (la formación y capacidad son más que imprescindibles), pero el hecho cierto es que hay más periodistas que puestos de trabajo.
Ser periodista en España es cada vez más difícil y arriesgado. Su hábitat natural, "la información", está dramáticamente dañado, contaminado por años de mal uso político.
Y estos escasos humedales que son los blogs, ahora se ven amenazados por SOPAs, SINDEs y demás "armas de desinformación masiva".
... El último que salga, que apague la luz.
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