Mariano Rajoy se convertirá esta tarde en el nuevo presidente del Gobierno español. Queda el trámite de la segunda jornada de la sesión de investidura y de la votación en sí, pero los 186 escaños con los que cuenta en el Congreso, permitirán que mañana miércoles vaya a jurar su cargo ante el rey, como manda la Ley.
Este martes he visto parte de la sesión y, en lo básico, creo que el señor Rajoy va a ser un buen presidente. La opinión pública tiene a Zapatero de referencia y a la escombrera que tenía por ministros, de modo que a poco que haga las cosas con sentido común, tome decisiones alejadas del sectarismo y emplee el dinero público con cabeza, lo tiene ya hecho.
Además, según me consta, va a nombrar ministros que sepan leer y escribir correctamente como mínimo, práctica que Zapatero no tuvo en cuenta y los ridículos se fueron multiplicando a lo largo y ancho de su nefasta legislatura.
Tal como ha dejado el país ZP, para empeorarlo tendría que echar mano del ejército y bombardear las ciudades con napalm o algo peor, de otro modo no se le acercaría ni de lejos.
De Rajoy no me ha gustado su actitud en torno a la Ley electoral que, tal como le espetó a Rosa Díez, está consensuada por la mayoría y es correcta. Se olvidó decir que esa mayoría es la que se beneficia de una Ley electoral injusta y mezquina y que por lógica no van a votar en contra de perder sus privilegios. Una cuenta pendiente que le queda por resolver desde el primer día.
Leyendo sobre el comienzo de la sesión de investidura, me he tropezado con muchas críticas a los recortes que tiene que llevar a cabo. Creo que no tienen razón siempre y cuando se limite a recortar lo supérfluo, lo prescindible y lo que no supone más que una carga o una madriguera para mantener calientes y a buen recaudo a los pesebreros y parásitos del régimen. A mí me parece de perlas que ahorre dinero de estas partidas estúpidas, pero me parecería muy mal que se empezara a recortar a los más desfavorecidos, los pobres y los que ahora ya no tienen nada que echarse a la boca. Eso sería un gravísimo error.
Imagínate un perro callejero malherido y enfermo que llega a un hospital. Los veterinarios se afanarían por quitarle los piojos y las pulgas y el resto de parásitos de su cuerpo, para evitar que siguiera debilitándose. Una vez realizada esta desparasitación, procederían a diagnosticar sus males y comenzar a tomar medidas para sanarlo. Supongo que a los veterinarios no se les ocurriría la idea de dejar de alimentar al pobre perro para esperar a ver si mejora, tendrían que hacer todo lo contrario y buscar el modo de hacer llegar a su organismo los alimentos necesarios para acelerar su sanación.
Si el nuevo presidente comienza recortando todo lo recortable y deja bien desparasitado el país, será un comienzo excelente.
Tal como dije hace un tiempo, en el blog le voy a dar unas semanas de cuartelillo a Rajoy para que se vaya asentando y dando pasos para resolver los problemas. Una vez pasados estos días de gracia, comenzaremos la tarea que ya acometimos con el peor presidente de la historia de España, ZP y denunciaremos todo lo que nos parezca injusto y arbitrario.
La imagen de Mariano Rajoy en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados este martes en la primera jornada de la sesión de investidura la encontré en Europa Press.
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