Cada día que pasa surge alguna noticia que nos sigue recordando que la situación económica va a peor y, lejos de mejorar, sólo cabe esperar tiempos todavía peores. Me he decidido a escribir alguns líneas después de bastantes jornadas sin darle al teclado.
No es por falta de ganas o de situaciones dignas de mención, que las hay y a patadas, sino porque me siento desbordado, con ganas de largarme a las montañas en plan ermitaño y olvidarme de todo.
Llegan en unos días las elecciones antidemocráticas de este año y los mentirosos profesionales y estafadores de las sectas quieren captar el voto de los indigentes mentales que no se plantean nada, no piensan, no razonan y les da igual que les roben los unos que los otros.
Las noticias sobre gentuza robando a manos llenas, bien directamente o a través de los artilugios que se han inventado para simular algo parecido a la legalidad, me dan cada día más asco. El problema no son ellos. Nosotros somos los que estamos permitiendo que una cuarta parte de los españoles, uno de cada cuatro, esté viviendo ahora mismo bajo el umbral de la pobreza. Los contenedores de basura son la única tabla de salvación que les queda a muchos compatriotas nuestros para no morirse de hambre mientras la gentuza que administra nuestros bienes, se queda con todo.
Estos últimos meses estoy leyendo mucho. Aprendiendo, intentando comprender, buscando respuestas y escudriñando las incógnitas, pero no tengo nada claro. Mientras una masa de indolentes, de gilipollas, de descerebrados y de amebas voten a ladrones, estafadores, miserables y demás basura, tendremos lo que nos merecemos.
Las revoluciones tampoco es que sean la solución. Sólo hay que fijarse en Libia. Han pasado de una dictadura del siglo XX a un régimen feudal del siglo XV con la sharia y los demás atentados contra las mujeres y contra el resto de los ciudadanos que serán la ley a partir de ahora, según las sabandijas que hay ahora.
En definitiva todo está cambiando, pero a peor.
No es por falta de ganas o de situaciones dignas de mención, que las hay y a patadas, sino porque me siento desbordado, con ganas de largarme a las montañas en plan ermitaño y olvidarme de todo.
Llegan en unos días las elecciones antidemocráticas de este año y los mentirosos profesionales y estafadores de las sectas quieren captar el voto de los indigentes mentales que no se plantean nada, no piensan, no razonan y les da igual que les roben los unos que los otros.
Las noticias sobre gentuza robando a manos llenas, bien directamente o a través de los artilugios que se han inventado para simular algo parecido a la legalidad, me dan cada día más asco. El problema no son ellos. Nosotros somos los que estamos permitiendo que una cuarta parte de los españoles, uno de cada cuatro, esté viviendo ahora mismo bajo el umbral de la pobreza. Los contenedores de basura son la única tabla de salvación que les queda a muchos compatriotas nuestros para no morirse de hambre mientras la gentuza que administra nuestros bienes, se queda con todo.
Estos últimos meses estoy leyendo mucho. Aprendiendo, intentando comprender, buscando respuestas y escudriñando las incógnitas, pero no tengo nada claro. Mientras una masa de indolentes, de gilipollas, de descerebrados y de amebas voten a ladrones, estafadores, miserables y demás basura, tendremos lo que nos merecemos.
Las revoluciones tampoco es que sean la solución. Sólo hay que fijarse en Libia. Han pasado de una dictadura del siglo XX a un régimen feudal del siglo XV con la sharia y los demás atentados contra las mujeres y contra el resto de los ciudadanos que serán la ley a partir de ahora, según las sabandijas que hay ahora.
En definitiva todo está cambiando, pero a peor.
La imagen la encontré en Visualfraf.
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