Entramos de lleno en el mes de septiembre y no sé si será una percepción mía o es general, pero da la impresión que el país está todavía de vacaciones.
Aunque ha comenzado la liga de fútbol y todos los primeros espadas de los grandes programas de radio y televisión se han incorporado a sus trincheras mediáticas, me da que todavía queda algo de tiempo para entrar en la verdadera normalidad.
Bien es cierto que con tanta gente en el paro y tanto empleo precario ya no sabes si una empresa está de vacaciones o es que cuatro hacen el trabajo de doce.
En cualquier caso vamos a comenzar o hemos comenzado, según las percepciones, una temporada calentita en todos los aspectos. Los limpiabotas de cabecera del Gobierno han convocado una pantomima para el 29 de septiembre, una especie de teatrillo de variedades con el que pretenden dar a entender que defienden a los trabajadores y que no están de acuerdo con lo que decide el Gobierno que les paga a golpe de decretazo.
La Economía no nos da tregua y a pesar de que hemos asistido a un verano sin grandes sobresaltos, el mar de fondo que se vislumbra es dantesco. Estar en manos de políticos y administradores de garrafón es lo que tiene, que sólo puedes esperar malas noticias. No saben ni sumar ni restar a la hora de hacer unos presupuestos y cualquier niño a partir de los 4 años administra mejor su paga semanal que nuestro Gobierno. Además les sobra incluso para golosinas.
Lo verdaderamente lamentable es que los presupuestos que presentarán serán malos para todos, pero serán aprobados mediante la compra de votos a los apuntaladores de momias de turno. En este caso creo que les tocará a Coalición Canaria y al PNV.
ZP, el presidente que políticamente está ya de córpore insepulto, ya no da más de sí y sólo queda esperar su entierro, aunque lamentablemente tendremos que esperar todavía un tiempo más.
Sigue sorprendiéndome esa manía del Gobierno de segregar a los ciudadanos enviando a las cunetas a ciertos grupos de edad que consideran que pueden vivir por sí mismos.
Las últimas medidas limitan ese tipo de pagas que concede el Gobierno para que no se líe la gente a comprar lanzallamas y les quemen el chiringuito, no contemplan que aquellos que estén comprendidos entre los 30 ó 32 años y 45, no tienen derecho a nada. ¿Por qué? ¿Quién ha decidido que este colectivo no necesita comer, vivir, tener un techo, pagar la luz, el agua, el colegio de sus hijos?
Quizás no disponga de todos los datos y después de algunas investigaciones científicas hayan descubierto que este tipo de personas disponen de algún gen especial que les inmuniza ante el hambre, el frío, la indigencia y las deudas. Vete tú a saber.
Además con tantos parados jóvenes, qué mejor que hacer un master mientras esperas a que suene la flauta y cambie la situación económica, la actitud empresarial y el tejido productivo, ahor mismo en situación poco menos que catatónica.
Algo similar ha ocurrido con esa medida que cacarearon a bombo y platillo que consistía en matrículas gratuitas para los parados, pero también tenía truco. Sólo tenían derecho los parados entre los 25 y 45 años. ¿Por qué? Si hay un parado de 24 ó 46 que desea hacer un master, por qué no tiene derecho como los demás. Yo no lo entiendo, pero esa manía de ir discriminando a la gente, al final nos pasará factura a todos. ¿Dónde está ese famoso párrafo de la Constitución en el que se asegura que no habrá discriminación para nadie?
De todos modos el resto de la Carta Magna tmpoco la respetan, así que da lo mismo que se salten un artículo más o dos o siete. Les da igual.
La imagen del colega con la casa a cuestas, la encontré no me acuerdo ahora exactamente dónde.
Aunque ha comenzado la liga de fútbol y todos los primeros espadas de los grandes programas de radio y televisión se han incorporado a sus trincheras mediáticas, me da que todavía queda algo de tiempo para entrar en la verdadera normalidad.
Bien es cierto que con tanta gente en el paro y tanto empleo precario ya no sabes si una empresa está de vacaciones o es que cuatro hacen el trabajo de doce.
En cualquier caso vamos a comenzar o hemos comenzado, según las percepciones, una temporada calentita en todos los aspectos. Los limpiabotas de cabecera del Gobierno han convocado una pantomima para el 29 de septiembre, una especie de teatrillo de variedades con el que pretenden dar a entender que defienden a los trabajadores y que no están de acuerdo con lo que decide el Gobierno que les paga a golpe de decretazo.
La Economía no nos da tregua y a pesar de que hemos asistido a un verano sin grandes sobresaltos, el mar de fondo que se vislumbra es dantesco. Estar en manos de políticos y administradores de garrafón es lo que tiene, que sólo puedes esperar malas noticias. No saben ni sumar ni restar a la hora de hacer unos presupuestos y cualquier niño a partir de los 4 años administra mejor su paga semanal que nuestro Gobierno. Además les sobra incluso para golosinas.
Lo verdaderamente lamentable es que los presupuestos que presentarán serán malos para todos, pero serán aprobados mediante la compra de votos a los apuntaladores de momias de turno. En este caso creo que les tocará a Coalición Canaria y al PNV.
ZP, el presidente que políticamente está ya de córpore insepulto, ya no da más de sí y sólo queda esperar su entierro, aunque lamentablemente tendremos que esperar todavía un tiempo más.
Sigue sorprendiéndome esa manía del Gobierno de segregar a los ciudadanos enviando a las cunetas a ciertos grupos de edad que consideran que pueden vivir por sí mismos.
Las últimas medidas limitan ese tipo de pagas que concede el Gobierno para que no se líe la gente a comprar lanzallamas y les quemen el chiringuito, no contemplan que aquellos que estén comprendidos entre los 30 ó 32 años y 45, no tienen derecho a nada. ¿Por qué? ¿Quién ha decidido que este colectivo no necesita comer, vivir, tener un techo, pagar la luz, el agua, el colegio de sus hijos?
Quizás no disponga de todos los datos y después de algunas investigaciones científicas hayan descubierto que este tipo de personas disponen de algún gen especial que les inmuniza ante el hambre, el frío, la indigencia y las deudas. Vete tú a saber.
Además con tantos parados jóvenes, qué mejor que hacer un master mientras esperas a que suene la flauta y cambie la situación económica, la actitud empresarial y el tejido productivo, ahor mismo en situación poco menos que catatónica.
Algo similar ha ocurrido con esa medida que cacarearon a bombo y platillo que consistía en matrículas gratuitas para los parados, pero también tenía truco. Sólo tenían derecho los parados entre los 25 y 45 años. ¿Por qué? Si hay un parado de 24 ó 46 que desea hacer un master, por qué no tiene derecho como los demás. Yo no lo entiendo, pero esa manía de ir discriminando a la gente, al final nos pasará factura a todos. ¿Dónde está ese famoso párrafo de la Constitución en el que se asegura que no habrá discriminación para nadie?
De todos modos el resto de la Carta Magna tmpoco la respetan, así que da lo mismo que se salten un artículo más o dos o siete. Les da igual.
La imagen del colega con la casa a cuestas, la encontré no me acuerdo ahora exactamente dónde.
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