Hay días que no me apetece escribir. Hay tantas cosas sobre las que me gustaría contar algo, mostrar mi opinión, apoyar o criticar que me bloqueo y decido dedicarme a leer. Algunas veces sobre esos mismos temas para informarme un poco más y otras sobre algo que no tiene nada que ver y me sirve para evadirme.
Lo que está ocurriendo estos días en nuestro país se puede resumir en una cadena de despropósitos. Por un lado el Gobierno, en coma hace tiempo, intenta sortear al destino con medidas tan peregrinas como inútiles. Que si la jubilación se alargará hasta los 67 años, que si habrá que cotizar 25 años para poder cobrar, etc, etc.
Llevamos una semanita de sobresalto continuo. Todavía están frescos los datos falsos del paro que nos facilitaron el pasado martes. Sin contar a los que tienen escondidos bajo la alfombra superan los 4 millones, con las alfombras levantadas, superamos con creces los cinco.
Las matemáticas no engañan y si hay 17 millones de cotizantes ahora mismo que costean las pagas de los 3 millones de funcionarios, los 10 millones de pensionistas y los 3 milones de parados que tienen acceso al subsidio no salen las cuentas ni de coña y algo hay que hacer, pero algo que funcione y que sirva, no otra chapuza más para perjudicar al Estado y los más necesitados.
Todos sabemos como funciona la Seguridad Social, algo así como un sistema piramidal en el que contribuyen los que trabajan durante su vida laboral con una parte de su sueldo para tener derecho cuando no trabajen a percibir una paga, las más de las veces de consolación.
Ese derecho adquirido por los pensionistas que han contribuído con su esfuerzo y su dinero para garantizarse, en mayor o menor medida, su vejez, no creo que deba eliminarse.
De querer eliminar poco a poco el derecho adquirido, sería más lógico que a partir del siguiente mes nadie pagara el coste de la Seguridad Social y cada cual que se buscara la vida por su cuenta, tal como están haciendo ya millones de personas en las cunetas que dejo Zapatero al comienzo de la crisis. Allí mismo deben estar unos cuantos que viven el día a día gracias al trapicheo, al trabajo en negro, a la economía sumergida y al submundo de lo irreal, pero es la única forma que tienen para no morirse de hambre ni ellos ni sus familias.
Con 4 ó 5 millones de parados, la mayoría jóvenes, pretender alargar la edad laboral, suena algo contradictorio. Por un lado unas cuantas personas trabajan y cotizan un par de años más, pero el tapón que se va formando para evitar la entrada al mercado laboral a nuevos trabajadores jóvenes, va en aumento.
El aumento del número de parados, tal como dije en alguna otra ocasión, no creo que sea culpa exclusivamente de Zapatero. Hay comunidades autónomas que hacen los deberes y apenas superan el 12%, caso de Aragón o el País Vasco y otras como Canarias o Andalucía que están cerca del 30%.
Además Zapatero últimamente no creo que tenga mucho tiempo para meter la pata por aquí porque está haciendo el ridículo en Europa y en el resto del mundo, tal como siguen constatando medios de todas las tendencias de países muy diferentes. En España ya incluso los medios más palmeros y fanboys del Gobierno comienzan a darse cuenta de la incompetencia de ZP al frente del Gobierno.
Cada día una pifia, cada hora un despilfarro, cada minuto una tropelía. Y luego los fanáticos van acusándonos de lo peor, por contar lo que realmente está pasando. Toda esta metedura de pata de las pensiones llega porque la Unión Europea le ha puesto las peras a cuarto al Gobierno y le han exigido que tomen medidas urgentes o se encargarían ellos de llevar las riendas de la economía española. La intervención, ni más, ni menos.
No sé si a una comunidad de amebas en hibernación permanente como son los españoles, algo les hará mover un dedo para protestar, exigir que no les sigan pisoteando o robando los derechos adquiridos, pero cada día que pasa observo a más gente desencantada, apática, aburrida del sistema, sin más ganas de luchar por su día a día.
Ahora que van a televisar también partidos los lunes y los viernes, se van cerrando todavía más las puertas y los españoles ya sólo podrán salir a manifestarse por el penalti que no le pitaron a fulanito o la nariz nueva que le dejaron a Zutanita, mientras el tema de la semana es el taconazo de un futbolista.
La imagen de los dos ancianos la encontré en el blog Sobreviviendo a Sigmund.
Lo que está ocurriendo estos días en nuestro país se puede resumir en una cadena de despropósitos. Por un lado el Gobierno, en coma hace tiempo, intenta sortear al destino con medidas tan peregrinas como inútiles. Que si la jubilación se alargará hasta los 67 años, que si habrá que cotizar 25 años para poder cobrar, etc, etc.
Llevamos una semanita de sobresalto continuo. Todavía están frescos los datos falsos del paro que nos facilitaron el pasado martes. Sin contar a los que tienen escondidos bajo la alfombra superan los 4 millones, con las alfombras levantadas, superamos con creces los cinco.
Las matemáticas no engañan y si hay 17 millones de cotizantes ahora mismo que costean las pagas de los 3 millones de funcionarios, los 10 millones de pensionistas y los 3 milones de parados que tienen acceso al subsidio no salen las cuentas ni de coña y algo hay que hacer, pero algo que funcione y que sirva, no otra chapuza más para perjudicar al Estado y los más necesitados.
Todos sabemos como funciona la Seguridad Social, algo así como un sistema piramidal en el que contribuyen los que trabajan durante su vida laboral con una parte de su sueldo para tener derecho cuando no trabajen a percibir una paga, las más de las veces de consolación.
Ese derecho adquirido por los pensionistas que han contribuído con su esfuerzo y su dinero para garantizarse, en mayor o menor medida, su vejez, no creo que deba eliminarse.
De querer eliminar poco a poco el derecho adquirido, sería más lógico que a partir del siguiente mes nadie pagara el coste de la Seguridad Social y cada cual que se buscara la vida por su cuenta, tal como están haciendo ya millones de personas en las cunetas que dejo Zapatero al comienzo de la crisis. Allí mismo deben estar unos cuantos que viven el día a día gracias al trapicheo, al trabajo en negro, a la economía sumergida y al submundo de lo irreal, pero es la única forma que tienen para no morirse de hambre ni ellos ni sus familias.
Con 4 ó 5 millones de parados, la mayoría jóvenes, pretender alargar la edad laboral, suena algo contradictorio. Por un lado unas cuantas personas trabajan y cotizan un par de años más, pero el tapón que se va formando para evitar la entrada al mercado laboral a nuevos trabajadores jóvenes, va en aumento.
El aumento del número de parados, tal como dije en alguna otra ocasión, no creo que sea culpa exclusivamente de Zapatero. Hay comunidades autónomas que hacen los deberes y apenas superan el 12%, caso de Aragón o el País Vasco y otras como Canarias o Andalucía que están cerca del 30%.
Además Zapatero últimamente no creo que tenga mucho tiempo para meter la pata por aquí porque está haciendo el ridículo en Europa y en el resto del mundo, tal como siguen constatando medios de todas las tendencias de países muy diferentes. En España ya incluso los medios más palmeros y fanboys del Gobierno comienzan a darse cuenta de la incompetencia de ZP al frente del Gobierno.
Cada día una pifia, cada hora un despilfarro, cada minuto una tropelía. Y luego los fanáticos van acusándonos de lo peor, por contar lo que realmente está pasando. Toda esta metedura de pata de las pensiones llega porque la Unión Europea le ha puesto las peras a cuarto al Gobierno y le han exigido que tomen medidas urgentes o se encargarían ellos de llevar las riendas de la economía española. La intervención, ni más, ni menos.
No sé si a una comunidad de amebas en hibernación permanente como son los españoles, algo les hará mover un dedo para protestar, exigir que no les sigan pisoteando o robando los derechos adquiridos, pero cada día que pasa observo a más gente desencantada, apática, aburrida del sistema, sin más ganas de luchar por su día a día.
Ahora que van a televisar también partidos los lunes y los viernes, se van cerrando todavía más las puertas y los españoles ya sólo podrán salir a manifestarse por el penalti que no le pitaron a fulanito o la nariz nueva que le dejaron a Zutanita, mientras el tema de la semana es el taconazo de un futbolista.
La imagen de los dos ancianos la encontré en el blog Sobreviviendo a Sigmund.
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