Si vives en España, eres español, tienes un blog y plasmas tus opiniones sobre la actualidad, te arriesgas a padecer esquizofrenia. En ocasiones me planteo pedirle al Gobierno un plus de peligrosidad.
Si vives en España, eres español, tienes un blog, pero te dedicas única y exclusivamente a copypastear de otros sitios o escribir de lo que ya escriben otros, no te preocupes que no estás en riesgo.
Estos días de locura informativa en uno y otro sentido, he necesitado meditar lo que iba a escribir y como lo iba a escribir. Ya te digo que la esquizofrenia estuvo planeando por momentos sobre mi cabeza.
El caso que nos ocupa dice mucho de lo que es España como país y los españoles como ciudadanos, Gobierno incluido.
A la famosa paguita de 420 euros que fue aprobada para que los parados que hubieran terminado el subsidio tenían/tienen derecho 300.000 personas. Hete aquí que sólo la han solicitado 28.000.
¿Dónde está el truco? ¿El Gobierno nos quiere engañar una vez más? ¿Se han vuelto locos los parados?
No creo que la respuesta a estas preguntas nos pueda dar la solución. La única respuesta es que vivimos en un país sumamente extraño y en el que todo es lo que no parece y parece lo que no es. Una suerte de pantomima económica en la que, de cara a la galería (Europa y otras instituciones) se dan unos datos y de puertas para adentro, es la casa de tócame Roque.
Indagando por ahí, encuentro el espeluznante dato de que el 25% del PIB de España es economía sumergida. Creo que se quedaron incluso cortos. Y es por eso por lo que los parados que ya terminaron de cobrar no quieren los 420 euros de la paguita. Les exigen hacer cursos de formación en unos horarios normales, pero que les impiden seguir con sus chapucitas y sus trapicheos.
No culpo a los parados porque tal como están las cosas, hacen bien en buscarse la vida. Si la economía principal es la del trapicheo, el que no trapichea, muere. Es la economía de supervivencia. Acuérdate de Darwin.
Poco antes de irse a Nueva York, le preguntaron a ZP qué pensaba del tema. Sin inmutarse, ni sorprenderse contestó que si no solicitaban la paga de 420 euros los que tenían derecho a percibirla era porque se estarían buscando la vida en otra parte.
Por eso se me ha ocurrido aconsejar al Gobierno que ponga en marcha el Ministerio de Trabajo en Negro y Trapicheos Varios.
Con una cuarta parte de la economía en negro, creo que es el único ministerio que se hace imprescindible. Simplemente con que cada uno de los que trabajan en negro pagara una cuota modesta, de algo así como 20 euros al mes, por trabajar en negro, las arcas del Estado volverían a llenarse.
A los trapicheadores, se les daría un carné de Trabajo en Negro y Trapicheos y podrían seguir trapicheando con el visto bueno de Hacienda.
Sugiero que para dar ejemplo, el Ministerio de Trabajo en Negro y Trapicheos Varios contratara a parados que ya estuvieran cobrando en paro y les pagara un sobresueldo en negro. Y todo el material del ministerio sería recomendable buscarlo en las chatarrerías.
¡Qué ejemplo más bonito del espíritu del ministerio sería ir a negociar los folios, las mesas, los ordenadores, los clips con el chatarrero del barrio!
Por supuesto, la luz, el agua y las conexiones telefónicas se conseguirían empalmando cables o tubos de los vecinos. Y por las noches, cuando la actividad del ministerio bajara, podrían alquilarse las dependencias como pisos patera a 150 euros el sillón para dormir.
Los domingos también podrían emplearse pirateando las señales de las teles que dan el fútbol de pago. Con unas cervecitas por aquí, unos cubatitas por allá y un par de tapitas, se conseguiría hacer buena caja. Sobre todo en los Madrid-Barsa y los partidos de Champions.
Supongo que los españoles hace tiempo que se dieron cuenta que con los salarios miserables que tienen y los precios tal como están, el trapicheo es la única solución para salir de la crisis. Con un 20% de parados, aproximadamente y más de 1 millón de personas sin cobrar prestaciones, los disturbios tendrían que ser diarios. Los asaltos a los supermercados, casi cada hora y la violencia social tendría que ser patente.
Pero no es así. Aquí siguen tranquilamente viendo la Champions, la liga, los triunfos españoles en el deporte y las vidas y milagros de las petardas y petardos televisivos de turno, mientras planean el último trapicheo para seguir viviendo un día más, un mes más, un año más, en esta jungla económica llamada España.
La imagen la encontré en Sanidad y Salud.
Si vives en España, eres español, tienes un blog, pero te dedicas única y exclusivamente a copypastear de otros sitios o escribir de lo que ya escriben otros, no te preocupes que no estás en riesgo.
Estos días de locura informativa en uno y otro sentido, he necesitado meditar lo que iba a escribir y como lo iba a escribir. Ya te digo que la esquizofrenia estuvo planeando por momentos sobre mi cabeza.
El caso que nos ocupa dice mucho de lo que es España como país y los españoles como ciudadanos, Gobierno incluido.
A la famosa paguita de 420 euros que fue aprobada para que los parados que hubieran terminado el subsidio tenían/tienen derecho 300.000 personas. Hete aquí que sólo la han solicitado 28.000.
¿Dónde está el truco? ¿El Gobierno nos quiere engañar una vez más? ¿Se han vuelto locos los parados?
No creo que la respuesta a estas preguntas nos pueda dar la solución. La única respuesta es que vivimos en un país sumamente extraño y en el que todo es lo que no parece y parece lo que no es. Una suerte de pantomima económica en la que, de cara a la galería (Europa y otras instituciones) se dan unos datos y de puertas para adentro, es la casa de tócame Roque.
Indagando por ahí, encuentro el espeluznante dato de que el 25% del PIB de España es economía sumergida. Creo que se quedaron incluso cortos. Y es por eso por lo que los parados que ya terminaron de cobrar no quieren los 420 euros de la paguita. Les exigen hacer cursos de formación en unos horarios normales, pero que les impiden seguir con sus chapucitas y sus trapicheos.
No culpo a los parados porque tal como están las cosas, hacen bien en buscarse la vida. Si la economía principal es la del trapicheo, el que no trapichea, muere. Es la economía de supervivencia. Acuérdate de Darwin.
Poco antes de irse a Nueva York, le preguntaron a ZP qué pensaba del tema. Sin inmutarse, ni sorprenderse contestó que si no solicitaban la paga de 420 euros los que tenían derecho a percibirla era porque se estarían buscando la vida en otra parte.
Por eso se me ha ocurrido aconsejar al Gobierno que ponga en marcha el Ministerio de Trabajo en Negro y Trapicheos Varios.
Con una cuarta parte de la economía en negro, creo que es el único ministerio que se hace imprescindible. Simplemente con que cada uno de los que trabajan en negro pagara una cuota modesta, de algo así como 20 euros al mes, por trabajar en negro, las arcas del Estado volverían a llenarse.
A los trapicheadores, se les daría un carné de Trabajo en Negro y Trapicheos y podrían seguir trapicheando con el visto bueno de Hacienda.
Sugiero que para dar ejemplo, el Ministerio de Trabajo en Negro y Trapicheos Varios contratara a parados que ya estuvieran cobrando en paro y les pagara un sobresueldo en negro. Y todo el material del ministerio sería recomendable buscarlo en las chatarrerías.
¡Qué ejemplo más bonito del espíritu del ministerio sería ir a negociar los folios, las mesas, los ordenadores, los clips con el chatarrero del barrio!
Por supuesto, la luz, el agua y las conexiones telefónicas se conseguirían empalmando cables o tubos de los vecinos. Y por las noches, cuando la actividad del ministerio bajara, podrían alquilarse las dependencias como pisos patera a 150 euros el sillón para dormir.
Los domingos también podrían emplearse pirateando las señales de las teles que dan el fútbol de pago. Con unas cervecitas por aquí, unos cubatitas por allá y un par de tapitas, se conseguiría hacer buena caja. Sobre todo en los Madrid-Barsa y los partidos de Champions.
Supongo que los españoles hace tiempo que se dieron cuenta que con los salarios miserables que tienen y los precios tal como están, el trapicheo es la única solución para salir de la crisis. Con un 20% de parados, aproximadamente y más de 1 millón de personas sin cobrar prestaciones, los disturbios tendrían que ser diarios. Los asaltos a los supermercados, casi cada hora y la violencia social tendría que ser patente.
Pero no es así. Aquí siguen tranquilamente viendo la Champions, la liga, los triunfos españoles en el deporte y las vidas y milagros de las petardas y petardos televisivos de turno, mientras planean el último trapicheo para seguir viviendo un día más, un mes más, un año más, en esta jungla económica llamada España.
La imagen la encontré en Sanidad y Salud.
4 comentarios:
A mi lo que me extraña es que no hayan puesto el ministerio ese ya. Es inadmisible
Enhorabuena por tu blog, te invito a que te pases por el directorio web/blog www.cincolinks.com podrás promocionar tu web, con tu ficha y tus votaciones y valoraciones, con un método de intercambio de visitas llamado 5links! con el que tu blog será visitado tanto como visites a los demás y que harán que tu blog se de a conocer por toda la red. Pásate ;)
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Saludos, espero verte por www.cincolinks.com.
La verdad que viviendo en un país "dormido" al más puro estilo de las fábricas de Matrix, lo raro sería lo otro. Saludos
En general muy buen artículo. Lo único que me parece irrisorio es que animes a ese 20% de parados a destrozar supermercados. Los parados que intentamos sobrevivir un dia más no tenemos por qué convertirnos en delincuentes. Creo que España tiene bastantes ya.
Lo que sí me gustaría es citarte a Peter Drucker, "La mejor manera de predecir el futuro es creándolo".
Personalmente no voy a esperar a que ningún político me traiga comida a casa, ni me pague el alquiler, ni compre los libros de mis hijos. La crisis real, está en los que no quieren salir de ella.
Un abrazo y te repito, muy buen artículo.
El Barça - Madrid al final, dónde lo vemos??
Mariano J
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