Las Elecciones europeas que culminaron ayer en los 27 países que forman este conglomerado extraño nos ha dejado un dato demoledor que en condiciones normales haría meditar a las formaciones que concurren a las urnas y analizar por qué más de la mitad de los votantes les ha dado la espalda.
Las cifras de la abstención dicen a las claras que el ciudadano está ya muy cansado de sus políticos y que llega la hora de cambiar de algún modo las formas. No me voy a extender con la procesión de cifras, pero algunos datos son como para echarse a llorar.
La abstención en toda la Unión europea ha rondado como media el 60%, de modo que a más de la mitad no le interesó nada lo que se estaba jugando o si que le interesó, pero prefirieron quedarse en casa para no sufrir las arcadas de tener que participar en una pantomima. El caso de algunos países es para figurar en el libro Guiness de los records. Eslovaquia tuvo más del 82% de abstención y sus hermanos checos tampoco quedaron muy lejos con el 70% de la abstención. No lo he escrito mal. Es la triste y cruda realidad.
Ahora, sin embargo, toca el turno a los maquilladores y decoradores que intentarán ponerle lacitos democráticos a estas cifras envenenadas, pero la realidad es contundente y contumaz.
La trompetería mediática se encargará de decirnos que ha ganado fulano o mengano y los tamborileros a sueldo de las diferentes sectas nos contarán la buena campaña que han hecho los suyos y lo malos que han sido los contrarios. Sólo son cortinas de humo para esconder los verdaderos resultados: El voto del asco ganó las elecciones europeas y las formaciones políticas al uso, sólo pudieron contar con sus rebaños estabulados.
Quizás harían mejor sacando sus cabezas de los agujeros en los que se esconden y analizaran lo que realmente está ocurriendo: ¿Por qué más de la mitad de la población da la espalda a sus gobernantes? ¿Por qué la ciudadanía ha dejado de creer en sus administradores? ¿Por qué tenemos todos la sensación de que año tras año, elección tras elección nada cambia, todo va a peor y las llamadas a las urnas sólo sirven para perpetuar en el poder un sistema que se cae a pedazos?
Yo si que fui a votar, de modo que no me encuentro entre el 55% que ganó las elecciones, pero estuve muy cerca de sumarme a estas cifras de los verdaderos vencedores de las elecciones.
A la hora en la que anunciaron los resultados decidí picotear por las distintas emisoras para ver como se estaban tomando el varapalo de los no votantes y curiosamente y salvo rarísimas excepciones a todos les parecía algo normalísimo que más de la mitad de la población no hubiera ido a votar.
Cada cadena se limitó a jalear a los de su cuerda y denigrar a los contrarios, en algunos casos con una actitud tan servil que daba asco y que inducía a pensar que ya están preparando el terreno para las prebendas que les irán llegando próximamente.
No sé si alguna vez podré ser testigo de unas elecciones en las que diferentes ideas concurren a las elecciones, el pueblo las vota y después los ganadores cumplen con las reglas y con la fuerza de los votos facilitan la vida de los ciudadanos. Pero soy muy pesimista.
La imagen de la urna, la encontré en Basket Supermanager.
Las cifras de la abstención dicen a las claras que el ciudadano está ya muy cansado de sus políticos y que llega la hora de cambiar de algún modo las formas. No me voy a extender con la procesión de cifras, pero algunos datos son como para echarse a llorar.
La abstención en toda la Unión europea ha rondado como media el 60%, de modo que a más de la mitad no le interesó nada lo que se estaba jugando o si que le interesó, pero prefirieron quedarse en casa para no sufrir las arcadas de tener que participar en una pantomima. El caso de algunos países es para figurar en el libro Guiness de los records. Eslovaquia tuvo más del 82% de abstención y sus hermanos checos tampoco quedaron muy lejos con el 70% de la abstención. No lo he escrito mal. Es la triste y cruda realidad.
Ahora, sin embargo, toca el turno a los maquilladores y decoradores que intentarán ponerle lacitos democráticos a estas cifras envenenadas, pero la realidad es contundente y contumaz.
La trompetería mediática se encargará de decirnos que ha ganado fulano o mengano y los tamborileros a sueldo de las diferentes sectas nos contarán la buena campaña que han hecho los suyos y lo malos que han sido los contrarios. Sólo son cortinas de humo para esconder los verdaderos resultados: El voto del asco ganó las elecciones europeas y las formaciones políticas al uso, sólo pudieron contar con sus rebaños estabulados.
Quizás harían mejor sacando sus cabezas de los agujeros en los que se esconden y analizaran lo que realmente está ocurriendo: ¿Por qué más de la mitad de la población da la espalda a sus gobernantes? ¿Por qué la ciudadanía ha dejado de creer en sus administradores? ¿Por qué tenemos todos la sensación de que año tras año, elección tras elección nada cambia, todo va a peor y las llamadas a las urnas sólo sirven para perpetuar en el poder un sistema que se cae a pedazos?
Yo si que fui a votar, de modo que no me encuentro entre el 55% que ganó las elecciones, pero estuve muy cerca de sumarme a estas cifras de los verdaderos vencedores de las elecciones.
A la hora en la que anunciaron los resultados decidí picotear por las distintas emisoras para ver como se estaban tomando el varapalo de los no votantes y curiosamente y salvo rarísimas excepciones a todos les parecía algo normalísimo que más de la mitad de la población no hubiera ido a votar.
Cada cadena se limitó a jalear a los de su cuerda y denigrar a los contrarios, en algunos casos con una actitud tan servil que daba asco y que inducía a pensar que ya están preparando el terreno para las prebendas que les irán llegando próximamente.
No sé si alguna vez podré ser testigo de unas elecciones en las que diferentes ideas concurren a las elecciones, el pueblo las vota y después los ganadores cumplen con las reglas y con la fuerza de los votos facilitan la vida de los ciudadanos. Pero soy muy pesimista.
La imagen de la urna, la encontré en Basket Supermanager.
2 comentarios:
Nada nuevo, lo mismo de siempre...
Pues yo fuí uno de esos que no votó, ando muy desencantado, y a Europa la siento tan lejos, además del circo mediático, estoy igual que hace 10, 15, 20 años, no cambia nada, desafortunadamente.
Saludos,
Luis B.
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