El nuevo debate sobre el aborto

Si echas un vistazo a tu alrededor, da la impresión de que la crisis de la que tanto se ha hablado ha desaparecido y, aunque la suframos a diario, incluso se procura soslayar en las conversaciones, pero los datos económicos que nos encontramos a diario no invitan al optimismo.

Las Bolsas, por ejemplo, van dando tumbos arriba y abajo y en este momento, los analistas no saben a que carta quedarse. La actividad bursátil se parece ya demasiado a un casino en el que la suerte es el único arma con el que cuentas. Unos altibajos impredecibles reinan en todos los mercados.

Por estos lares, la nueva batalla que se está disputando tiene al aborto como protagonista. Lleva ya algún tiempo, pero he esperado un tiempo para hablar de ello para tomar algo de distancia y poder opinar sin la presión de la actualidad.

Percibo casi lo mismo que cuando se legalizaron las bodas gay. Mientras los detractores lanzaban sus soflamas advirtiendo algo así como que cuando entrara la ley en vigor sería obligatorio casarse con un/una homosexual, quisieras o no.

Con el aborto es lo mismo. Da la impresión que el aborto va a ser también obligatorio, quieras abortar o no. Básicamente estoy a favor del aborto y creo que en condiciones normales, esta práctica no tendría mayor trascendencia porque, si pensamos en seres más o menos equilibrados, el hecho de abortar no es un trago muy agradable, por lo que se llegaría a ese extremo en ultima instancia. Hasta ahí todo correcto.

Pero si nos centramos en otra serie de personas que usan el aborto como un método anticonceptivo más, teniendo en cuenta que hay infinitas posibilidades para evitarlo, entramos ya en un terreno delicado y espinoso en el que entran en juego la libertad, le ética, la moral y quizás el eterno debate en torno a si la vida comienza aquí o allí o más tarde.

En todos los casos soy partidario de dar libertad al individuo, por lo que me inclinaría por dejarle la decisión a cada mujer y que ella fuera la que decidiera sobre ello.

Supongo, como dije antes, que una mujer normal, sólo llegaría a este punto tras agotar todos los métodos anticonceptivos que tiene a su disposición y sólo para evitar males mayores.

Hace unos años, mi hermano me dijo que era vegetariano. Yo le pregunté si comía huevos y me dijo que sí. En ese momento empezamos una discusión que todavía no hemos cerrado en torno a si un huevo es un ser vivo ya y se puede considerar como tal o no lo es y un vegetariano lo puede comer la absoluta seguridad de que no está comiendo a otro animal.

Me encantaría haber puesto aquí el monólogo del genial monologuista George Carlin sobre el aborto, pero por razones que desconozco han retirado todos los vídeos de sus actuaciones, según dicen por petición de la empresa que lo representa. Si tienes ocasión de verlo en algún sitio, quizás te ilumine algo en este eterno debate.

La imagen del huevo la encontré en Cocinarg.