Realmente ¿qué quieres que te cuente más de lo que acaba de hacer el Gobierno con la Caja Castilla la Mancha?
El resumen real, no el que nos cuenta la trompetería mediática gubernamental, sería algo así: Una empresa medio pública, medio privada, con criterios de gestión sospechosamente infectados del virus del partido político de turno, nombra a uno de sus secuaces para que se encargue de dirigirla.
El secuaz, que sólo mira por los intereses partidistas y le importa un pimiento la ciudadanía, que, ingenua de ella, ha depositado sus ahorros en la entidad, dilapida el dinero y va creando un agujero negro, negrísimo que amenaza con engullir a toda la caja.
Las soluciones en los países democráticos, decentes y con un estado de derecho digno de ese nombre, le pediría explicaciones al individuo autor del desaguisado y lo metería entre rejas. Recuerda al tristemente célebre Bernard Madoff que se enfrenta a una cadena perpetua por hechos parecidos cuando estaba al frente de un chiringuito financiero de estafas.
En países como el nuestro, mitad corruptos, mitad descerebrados, mitad al margen de la justicia y cuarto y mitad de trapicheos políticos y judiciales, al tío seguramente le darán un premio por los servicios prestados y a vivir que son dos días. Con tantas mitades me ha salido un ente que suma varias unidades, pero así es nuestro país: varios países en uno que encajan perfectamente.
Tú, mi vecina, el tendero de la esquina, la profesora de mi hijo, el policía, el bombero, el autónomo, yo y el resto de los españoles tendremos que pagar 9.000 millones de euros para que la corrupción, la inutilidad y el despropósito sigan siendo valores en alza en una sociedad que no debería consentir tamañas tropelías.
Al atraco al menudeo de comisiones, cláusulas abusivas del sector bancario y condiciones leoninas, debemos sumar el atraco a niveles industriales. ¿Para qué perder el tiempo robando muchas pequeñas cantidades a los ciudadanos durante mucho tiempo, cuando puedes robarles 9.000 millones en un sólo día?
Y, te preguntarás ahora si pasará algo. No creo. El Gobierno y su ejército de palmeros ha comprado ya las suficientes cortinas de humo como para que este escándalo siga pasando desapercibido y los ciudadanos sigan disfrutando del fútbol, los culebrones y demás productos anestésicos.
Las cajas, desde luego, se están convirtiendo en lugares sumamente peligrosos para guardar tu dinero porque en entidades donde la mezcla de lo público, lo privado, el contenido social y los intereses políticos más sectarios se mezclan tanto que forman un batiburrillo confuso, no es un lugar muy recomendable para depositar tu confianza.
En la imagen, el lugar del atraco, en cuyo interior siguen los atracadores preparando su próximo golpe. La encontré en El Mundo Libro.
El resumen real, no el que nos cuenta la trompetería mediática gubernamental, sería algo así: Una empresa medio pública, medio privada, con criterios de gestión sospechosamente infectados del virus del partido político de turno, nombra a uno de sus secuaces para que se encargue de dirigirla.
El secuaz, que sólo mira por los intereses partidistas y le importa un pimiento la ciudadanía, que, ingenua de ella, ha depositado sus ahorros en la entidad, dilapida el dinero y va creando un agujero negro, negrísimo que amenaza con engullir a toda la caja.
Las soluciones en los países democráticos, decentes y con un estado de derecho digno de ese nombre, le pediría explicaciones al individuo autor del desaguisado y lo metería entre rejas. Recuerda al tristemente célebre Bernard Madoff que se enfrenta a una cadena perpetua por hechos parecidos cuando estaba al frente de un chiringuito financiero de estafas.
En países como el nuestro, mitad corruptos, mitad descerebrados, mitad al margen de la justicia y cuarto y mitad de trapicheos políticos y judiciales, al tío seguramente le darán un premio por los servicios prestados y a vivir que son dos días. Con tantas mitades me ha salido un ente que suma varias unidades, pero así es nuestro país: varios países en uno que encajan perfectamente.
Tú, mi vecina, el tendero de la esquina, la profesora de mi hijo, el policía, el bombero, el autónomo, yo y el resto de los españoles tendremos que pagar 9.000 millones de euros para que la corrupción, la inutilidad y el despropósito sigan siendo valores en alza en una sociedad que no debería consentir tamañas tropelías.
Al atraco al menudeo de comisiones, cláusulas abusivas del sector bancario y condiciones leoninas, debemos sumar el atraco a niveles industriales. ¿Para qué perder el tiempo robando muchas pequeñas cantidades a los ciudadanos durante mucho tiempo, cuando puedes robarles 9.000 millones en un sólo día?
Y, te preguntarás ahora si pasará algo. No creo. El Gobierno y su ejército de palmeros ha comprado ya las suficientes cortinas de humo como para que este escándalo siga pasando desapercibido y los ciudadanos sigan disfrutando del fútbol, los culebrones y demás productos anestésicos.
Las cajas, desde luego, se están convirtiendo en lugares sumamente peligrosos para guardar tu dinero porque en entidades donde la mezcla de lo público, lo privado, el contenido social y los intereses políticos más sectarios se mezclan tanto que forman un batiburrillo confuso, no es un lugar muy recomendable para depositar tu confianza.
En la imagen, el lugar del atraco, en cuyo interior siguen los atracadores preparando su próximo golpe. La encontré en El Mundo Libro.
2 comentarios:
De estas cosas si que habría que preocupar y no de la cantidad de memeces que nos tienen bobos.
Mi pregunta es... ¿se hubiera detectado el agujero en caso de no haberse planteado la fusión?... o en otras palabras, ¿nos roban tranquilamente hasta que alguien, en acto de buena fe, revela los entresijos de la persona a la que confiamos el dinero?
Se han impartido dos lecciones magistrales. Una es como el Gobierno azota al niño malo y la otra como el niño malo ha estado mangoneando furtivamente y sin levantar sospechas durante el rato que ha querido. Entre tanto, España veía salsa rosa.
¿Nos importa más las juergas de Paquirrín que jueguen con nuestro patrimonio? pregunta abierta, pero no respondais... muchos ya sabemos como funciona este Paí... Republica Bananera.
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