La quiebra o los tugurios de comida rápida - Crónicas de Esperantia

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jueves, 9 de octubre de 2008

La quiebra o los tugurios de comida rápida

Ahora que los países andan peleándose al alza a ver quien garantiza más dinero a los clientes de los bancos, estoy más tranquilo y esta noticia me ha hecho ver las cosas con otra perspectiva.

Con los 10 euros que tengo en mi cuenta corriente no iba a ir a ninguna parte, pero si el banco quiebra me darán 100.000 euros. Porque supongo que la pasta se la darán a todo el que tenga una cuenta corriente aunque su saldo en el momento de la quiebra no sirva ni para comprar un par de zapatos en el rastrillo.

Este dato y la otra buena noticia que nos ha ofrecido nuestro gobierno de aportar dinero a las empresas que tengan problemas, me ha hecho pensar y he decidido hacerme empresario.

Supongo que esa pasta la repartirán a todos los empresarios, sean de banca, ferretería, pesca, construcción, fontanería o mi nueva rama, la hostelería.

Empezaré por poco. Con un tugurio en cualquier sitio. No sé cómo se consigue una licencia de tugurio, pero si la fiscalía anticorrupción está investigando si el vicepresidente del Gobierno de Canarias se fue de vacaciones en el jet privado de un empresario a pescar salmón y otras cosas a cambio de 3.000 camas, creo que por la licencia de un tugurio, con invitar al que da esas licencias al cine y a un Big Mac, no creo que tenga muchos problemas.

La idea se me ocurrió precisamente viendo las colas de un McDonalds, un lugar donde tiran el dinero. Los clientes sólo se ocupan de servirse sus mesas y de tirar los restos, pero todavía tienen demasiado personal haciendo la comida, limpiando, cargando neveras y esas cosas.

Lo mío sería mucho más rentable. Ni un empleado. Todo lo harían los propios clientes: El primer cliente que llegara, se encargaría de abrir, cargar las neveras, descargar los camiones de víveres que le llegarían y por supuesto de hacerse su propia comida, servírsela y pagarla. Así durante todo el día. Los tres últimos clientes se encargarían de cocinarse su propia comida, pagarla y por supuesto y al ser el final del día, limpiar el local, cargar las neveras y cerrar el tugurio. La llave se la darían a alguna vecina.

Como los clientes de este tipo de garitos ya vienen con el cerebro lavado de casa, exigirles un par de cosas más aparte de servirse las mesas y tirar los restos, no creo que supusiera un gran problema.

Todo son ventajas. Sólo tendría que ir a buscar el dinero al final del día y quizás podría automatizar también eso.

Una vez montado el primer chiringuito, todo sería coser y cantar. Me expandiría a lo bestia, montando tugurios de comida rápida por todo el mundo y tendría todo a mis pies. Ahora como no hay que preocuparse por si tu empresa va mal porque el Estado viene a ayudarte, podría hacer las cosas alegremente.

Es más, me gusta tanto la idea que no voy a esperar a que quiebre mi banco, voy a declarar este blog en quiebra. Supongo que el Gobierno vendrá a rescatarme si le garantizo que no saco un euro de Crónicas de Esperantia.

Al final me va a terminar gustando este nuevo comucapitalismo en el que cuando quiebra cualquier empresa el Estado usa el dinero de todos para salvarla y en algunos casos para evitar que algunos delincuentes económicos terminen llenando las cárceles.

La imagen es una obra del graffitero Bansky, pintada en una pared cualquiera de un lugar cualquiera de este mundo de locos en el que nos ha tocado vivir.

3 comentarios:

Jorge A. dijo...

Tendrias que haber patentado esa idea... mañana mismo abro... bueno, el primero que llegue abrirá el Vecindario Tuteloguisas, mi primera tienda de comida basura auto-servicio.

Hay que andar más rápidossssssss!!!!

Fran J. Saavedra Bauló dijo...

Vaya. No tenía que haber dicho nada. Sabía que me podrían pisar la idea, pero si la pones en práctica, me alegraré mucho de tu éxito.

Un saludo

Jorge A. dijo...

jejeje... No pasa nada Fran, yo te vendo un par de acciones de la compañía.