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Federico como humorista me parece de lo mejorcito que tenemos ahora mismo en nuestro país. Maneja el lenguaje muy bien, elabora juegos de palabras muy agudos y escucharlo de vez en cuando es algo divertido cuando no repite el mismo monólogo durante varias semanas seguidas.
Como informador deja muchísimo que desear y por ello hay que escucharlo y leerlo sabiendo que es un showman que interpreta un personaje.
El que el alcalde de Madrid se haya cabreado por lo que le ha dicho y le haya puesto una querella y se la haya ganado en primera instancia, entraba dentro de los pronósticos. Es más, lo raro sería que no le hubiera caído ninguna, pero quizás habría que acotar bien los términos y pensar que si cualquier político se empieza a molestar por recibir opiniones o críticas en su contra, vamos listos.
Una cosa es el insulto, que está contemplado en el código penal, y otra cosa es la opinión de una persona respecto a la actuación de otra.
No voy aquí a defenderlo porque él supongo que se defenderá solito y todavía tiene varias instancias a las que recurrir, y lo hará según ha manifestado, pero creo que habría que diferenciar bien las cosas. No a los insultos, pero si a la libertad de expresión, sería la consigna.
La imagen de la justicia la encontré en Quinto Día.
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