Seguramente en el resto del mundo, Obama, Hillary, la selección española, Roland Garros y otros lugares y hechos lejanos ocupen los titulares, pero la portada mañana en la mayoría de diarios canarios será la muerte del timplista canario José Antonio Ramos.
Acabo de llegar a casa y no he tenido tiempo de asomarme a radios o teles, pero supongo que le habrán dado el espacio que merece por su talento, su buen hacer y sobre todo por haber sido un ser humano digno de tal nombre.
Yo me enteré a eso de las seis de la tarde cuando estaba en la consulta del dentista para una revisión de mi hijo. El amigo Miguel de Canarias Bruta, me contaba la triste noticia. Se da la curiosa circunstancia de que ayer mismo estuvimos hablando los dos de cuanta gente válida se estaba marchando en tan poco tiempo y nos sorprendió a los dos vernos inmersos apenas unas hora después comentando el desenlace de José Antonio Ramos.
Acabo de ver que la blogosfera canaria o gofiosfera, como habitualmente la llamamos nosotros se ha volcado con la noticia y, una vez más, Internet y su gente han sido los que se han encargado en el primer momento de la difusión y el reconocimiento.
No conocía personalmente José Antonio Ramos. Admiraba su música, su trayectoria y creo que tuve la suerte de asistir a un concierto suyo, en algún lugar que no acabo de recordar ahora mismo.
Cuentan los allegados que era un gran tipo, una persona de fácil y agradable trato y suponía que me lo encontraría por el camino algún día. Ya no podrá ser.
Quizás cuando la muerte se acerca tanto a ti que casi puedes sentir sus pisadas, te planteas muchas cosas que antes ni siquiera llegaban a pasar por tu cabeza. Él tenía 39 años. Yo ahora ando por los 45.
Es posible que pasar de un estado físico a otro o de una existencia orgánica, espiritual o vete a saber cómo, nos convierta en algo inerte, pero el legado que dejamos es el que queda. José Antonio dejará un gran legado, sin ninguna duda.
Descanse en paz.
La imagen del timplista José Antonio Ramos la encontré en Cultura de Canarias.
Acabo de llegar a casa y no he tenido tiempo de asomarme a radios o teles, pero supongo que le habrán dado el espacio que merece por su talento, su buen hacer y sobre todo por haber sido un ser humano digno de tal nombre.
Yo me enteré a eso de las seis de la tarde cuando estaba en la consulta del dentista para una revisión de mi hijo. El amigo Miguel de Canarias Bruta, me contaba la triste noticia. Se da la curiosa circunstancia de que ayer mismo estuvimos hablando los dos de cuanta gente válida se estaba marchando en tan poco tiempo y nos sorprendió a los dos vernos inmersos apenas unas hora después comentando el desenlace de José Antonio Ramos.
Acabo de ver que la blogosfera canaria o gofiosfera, como habitualmente la llamamos nosotros se ha volcado con la noticia y, una vez más, Internet y su gente han sido los que se han encargado en el primer momento de la difusión y el reconocimiento.
No conocía personalmente José Antonio Ramos. Admiraba su música, su trayectoria y creo que tuve la suerte de asistir a un concierto suyo, en algún lugar que no acabo de recordar ahora mismo.
Cuentan los allegados que era un gran tipo, una persona de fácil y agradable trato y suponía que me lo encontraría por el camino algún día. Ya no podrá ser.
Quizás cuando la muerte se acerca tanto a ti que casi puedes sentir sus pisadas, te planteas muchas cosas que antes ni siquiera llegaban a pasar por tu cabeza. Él tenía 39 años. Yo ahora ando por los 45.
Es posible que pasar de un estado físico a otro o de una existencia orgánica, espiritual o vete a saber cómo, nos convierta en algo inerte, pero el legado que dejamos es el que queda. José Antonio dejará un gran legado, sin ninguna duda.
Descanse en paz.
La imagen del timplista José Antonio Ramos la encontré en Cultura de Canarias.
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