Hay que ver las cosas que se pierde uno por no observar atentamente. El otro día estuve paseando haciendo tiempo para el concierto de Rosendo y a lo largo del paseo de las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria, sin prisa y con los ojos atentos, descubrí algunos aspectos que otras veces bien por ir con prisa o por ir a tiro hecho, nunca habían aparecido ante mis ojos.
Estaba tan ensimismado observando, que me encontré con Charlie´s Sister, su marido y su guapísima hija, me saludaron y me cortocircuité y no la reconocí.
No sé que hora sería, pero los músicos callejeros comenzaban a instalar sus chiringuitos para amenizar las cenas. Yo también estaba buscando algo para comer. Como normalmente me alimentó de forma muy sana, buscaba algo de comida basura para echarme a la boca y mientras caminaba decidía si me metía en un garito de pizzas o un burguer. Al final pasé por delante de un buffet chino y terminé por decidirme. Debía de ser de los buenos porque había clientes orientales dentro que se supone que deben ser jueces implacables con la comida que están acostumbrados a meterse en la boca.
No recuerdo el nombre, aunque tampoco tiene mucha importancia. Son de esos lugares en los que pagas un fijo y puedes elegir entre varias decenas de platos diferentes, de los que puedes servirte todo lo que quieras. Sé que tenía la palabra buffet en el nombre, pero no me acuerdo. Para completar el relato, le pondremos un nombre: Buffet La sonrisa de Bisbal, por ejemplo.
La comida era realmente buena y con la posibilidad de elegir entre una variedad inmensa, el estómago lo agradece enormemente.
A la salida, otro paseo sin prisa en donde contemplé ya en acción a los músicos que tiempo antes desempacaban sus instrumentos y conectaban los cables, un par de chavales con un portátil en la mano, de pie hablando a través de Skype en medio del paseo en un idioma que deduje sería del Este de Europa.
Todo iba bien hasta que fui acercándome al Auditorio donde estaba instalada la carpa para ver a Rosendo y El Bar de Mou. En el Centro Comercial Las Arenas, estaban produciendo un tipo de pasarela cutre de andar por casa con la que además castigaban a los que seguían esa cadena por la tele. El plato fuerte de esa velada era Conchita, que no la he oído nunca, pero que me da en la nariz que tampoco la escucharé en el futuro.
La coña al llegar a la carpa donde actuaba Rosendo fue encontrarme con gente que comentaba que quizás podía restar algo de público el concierto de esta mujer.
¡Seguro! un rockero de chupa de cuero negro seguro que se planteaba a esas horas como resolver el dilema: ¿Voy al concierto de Conchita o al de Rosendo?
La imagen de la Playa de las Canteras la encontré en Continente en Miniatura.
Estaba tan ensimismado observando, que me encontré con Charlie´s Sister, su marido y su guapísima hija, me saludaron y me cortocircuité y no la reconocí.
No sé que hora sería, pero los músicos callejeros comenzaban a instalar sus chiringuitos para amenizar las cenas. Yo también estaba buscando algo para comer. Como normalmente me alimentó de forma muy sana, buscaba algo de comida basura para echarme a la boca y mientras caminaba decidía si me metía en un garito de pizzas o un burguer. Al final pasé por delante de un buffet chino y terminé por decidirme. Debía de ser de los buenos porque había clientes orientales dentro que se supone que deben ser jueces implacables con la comida que están acostumbrados a meterse en la boca.
No recuerdo el nombre, aunque tampoco tiene mucha importancia. Son de esos lugares en los que pagas un fijo y puedes elegir entre varias decenas de platos diferentes, de los que puedes servirte todo lo que quieras. Sé que tenía la palabra buffet en el nombre, pero no me acuerdo. Para completar el relato, le pondremos un nombre: Buffet La sonrisa de Bisbal, por ejemplo.
La comida era realmente buena y con la posibilidad de elegir entre una variedad inmensa, el estómago lo agradece enormemente.
A la salida, otro paseo sin prisa en donde contemplé ya en acción a los músicos que tiempo antes desempacaban sus instrumentos y conectaban los cables, un par de chavales con un portátil en la mano, de pie hablando a través de Skype en medio del paseo en un idioma que deduje sería del Este de Europa.
Todo iba bien hasta que fui acercándome al Auditorio donde estaba instalada la carpa para ver a Rosendo y El Bar de Mou. En el Centro Comercial Las Arenas, estaban produciendo un tipo de pasarela cutre de andar por casa con la que además castigaban a los que seguían esa cadena por la tele. El plato fuerte de esa velada era Conchita, que no la he oído nunca, pero que me da en la nariz que tampoco la escucharé en el futuro.
La coña al llegar a la carpa donde actuaba Rosendo fue encontrarme con gente que comentaba que quizás podía restar algo de público el concierto de esta mujer.
¡Seguro! un rockero de chupa de cuero negro seguro que se planteaba a esas horas como resolver el dilema: ¿Voy al concierto de Conchita o al de Rosendo?
La imagen de la Playa de las Canteras la encontré en Continente en Miniatura.
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