Hace unos días leí en Bitácoras, un artículo de Raúl Ordoñez muy esclarecedor en el que referenciaba un hecho que me parece increíble sobre un blogger que presuntamente murió de un infarto causado por el estrés que le causaba escribir el blog. (original en inglés)
El título que he elegido es un tanto macabro, pero parafraseando la famosa película, creo que funciona bien con el texto.
Habría que diferenciar antes de nada dos tipos de bloggers: los que cobran profesionalmente por su trabajo y los que mantienen el blog por amor al arte, aunque de vez en cuando les lleguen algunas migajas de Adsense.
Quizás por mi forma de ser, algo despegada y lo suficientemente distanciada del entorno, impida que a mí me ocurra algo parecido, pero si que se observa este tipo de dependencia enfermiza e incluso mortal de un individuo con su blog.
En Estados Unidos, o para mejor decir en la comunidad anglosajona, nos lleven algunos años de ventaja, pero da miedo pensar que pueda haber gente que llegue a depender tanto de su blog que muera por el estrés que le causa mantenerlo y actualizarlo.
Siempre he pensado que la mejor forma de llevar un blog es escribir cómo y cuando te apetezca sin la más mínima presión porque lo que comienza siendo un atractivo divertimento, si te lo tomas muy a pecho, termina convirtiéndose en una penosa obligación.
En el caso de los blogs personales es mucho más fácil porque al no existir incentivo económico importante, en la mayoría de los casos, no ejercen esa presión sobre el autor.
Los blogs profesionales que se escriben como un trabajo más, aunque suelen comenzar siendo también como un hobbie, son los que obligan al blogger a mantener una disciplina, quizás excesiva, para mantener su estatus económico.
Ante todo creo que hay que divertirse haciendo lo que más te guste. Si por ello encima te pagan, miel sobre hojuelas.
No te metas a ti mismo presión. Los factores externos ya se encargan de ello. Si un día no te apetece escribir, bien por que no tienes nada interesante que decir o porque no quieres, tómatelo como una buena opción. Creo que muchas veces escribir por escribir no lleva a ninguna parte y los lectores notan esa desgana en los post.
No soy quien para recomendar nada, entre otras cosas porque no soy una persona recomendable. Soy demasiado ácrata e indisciplinado, pero quizás esa sea una buena actitud para tomarse las cosas sin la solemnidad que le dan algunos. Dudo mucho que ingrese alguna vez en el club del título. Ház tú lo mismo.
La imagen la encontré en Blogdaddy.
El título que he elegido es un tanto macabro, pero parafraseando la famosa película, creo que funciona bien con el texto.
Habría que diferenciar antes de nada dos tipos de bloggers: los que cobran profesionalmente por su trabajo y los que mantienen el blog por amor al arte, aunque de vez en cuando les lleguen algunas migajas de Adsense.
Quizás por mi forma de ser, algo despegada y lo suficientemente distanciada del entorno, impida que a mí me ocurra algo parecido, pero si que se observa este tipo de dependencia enfermiza e incluso mortal de un individuo con su blog.
En Estados Unidos, o para mejor decir en la comunidad anglosajona, nos lleven algunos años de ventaja, pero da miedo pensar que pueda haber gente que llegue a depender tanto de su blog que muera por el estrés que le causa mantenerlo y actualizarlo.
Siempre he pensado que la mejor forma de llevar un blog es escribir cómo y cuando te apetezca sin la más mínima presión porque lo que comienza siendo un atractivo divertimento, si te lo tomas muy a pecho, termina convirtiéndose en una penosa obligación.
En el caso de los blogs personales es mucho más fácil porque al no existir incentivo económico importante, en la mayoría de los casos, no ejercen esa presión sobre el autor.
Los blogs profesionales que se escriben como un trabajo más, aunque suelen comenzar siendo también como un hobbie, son los que obligan al blogger a mantener una disciplina, quizás excesiva, para mantener su estatus económico.
Ante todo creo que hay que divertirse haciendo lo que más te guste. Si por ello encima te pagan, miel sobre hojuelas.
No te metas a ti mismo presión. Los factores externos ya se encargan de ello. Si un día no te apetece escribir, bien por que no tienes nada interesante que decir o porque no quieres, tómatelo como una buena opción. Creo que muchas veces escribir por escribir no lleva a ninguna parte y los lectores notan esa desgana en los post.
No soy quien para recomendar nada, entre otras cosas porque no soy una persona recomendable. Soy demasiado ácrata e indisciplinado, pero quizás esa sea una buena actitud para tomarse las cosas sin la solemnidad que le dan algunos. Dudo mucho que ingrese alguna vez en el club del título. Ház tú lo mismo.
La imagen la encontré en Blogdaddy.
2 comentarios:
Que hagan como yo: un post en agosto, y el otro en marzo del año siguiente. Te olvidas hasta de la contraseña.Muy recomendable:-)
Elsa
Desde luego es un sistema de lo mejor . Los que empiecen a estresarse lo tienen fácil.
Un abrazo
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