Este verano comenzó con el culebrón/debate de la publicación de la foto de la princesa de Asturias en bikini, su suegra en bañador, a más de cien metros y con zoom. Vamos que hay que echarle bastante imaginación al tema.
La prensa marujienta, la televisión marujienta y la radio marujienta le dedicaron al tema varias semanas como si se tratara de un debate trascendental. Quizás el precio de la foto que según diversas fuentes alcanzó los 300.000 euros le daba algo de contenido al hecho, algo que según mi opinión no merecía ni un segundo, pero es verano, las noticias brillan por su ausencia y de algún modo se debe seguir alimentando a las huestes de marujas de ambos sexos que habitan este país.
Es evidente que si tienen intención de bañarse o tomar el sol en un barco luzcan traje de baño. Ni siquiera la familia real se baña vestida, pero es tal el halo de impenetrabilidad, misterio y lejanía de los reyes y sus familiares con el resto que cualquier hecho que se salga algo de lo normal es noticiable. Curioso país.
Quizás lo más sorprendente es esa curiosa forma de tratar a la familia real. La prensa los trata como si vivieran en otro país y vinieran a España sólo de vacaciones. Son antológicas las preguntas que les hacen al comienzo de sus vacaciones o en esas contadas ocasiones en las que se acercan a decir algo anodino, insulso, vacío y al margen de todo.
Las preguntas son de risa:
- Majestad, ¿Cómo están sus nietos?
Pues como quieres que estén unos niños cuyas máximas preocupaciones durante el año son elegir el color de los skies para el invierno y el del bañador para el verano. El resto lo tienen todo a su alcance.
Pero llama la atención que estén ante el Jefe del Estado y le hagan esas preguntas tan cortesanamente correctas.
Pregúntale hasta cuando van a tener que soportar los españoles las ignominias de las compañías telefónicas o cuando podrán acceder a una vivienda digna, trabajo digno o salarios europeos. Él, a fin de cuentas es el Jefe del Estado, el que firma los títulos universitarios, el que sale en algunas monedas, el que en definitiva es el que manda. Quizás su figura dentro del país sea algo extraño, nebuloso y/o decorativo, pero si no puede cambiar este tipo de cosas, si podría al menos instar a que lo hagan los que si pueden cambiarlas.
Me quito el sombrero ante la familia real porque han conseguido llegar a un punto en el que ellos son los que mandan, pero no son responsables de nada. La cuadratura del círculo.
Un años más la familia real ha salvado el país en esa época en la que las marujas macho están inquietas y al borde de la crisis porque los futbolistas están de vacaciones y las marujas hembra están cerca de la esquizofrenia porque no tienen carnaza en verano con la que ambientar sus largos e interminables días.
La imagen de Leticia y su suegra la encontré en Telecinco.
La prensa marujienta, la televisión marujienta y la radio marujienta le dedicaron al tema varias semanas como si se tratara de un debate trascendental. Quizás el precio de la foto que según diversas fuentes alcanzó los 300.000 euros le daba algo de contenido al hecho, algo que según mi opinión no merecía ni un segundo, pero es verano, las noticias brillan por su ausencia y de algún modo se debe seguir alimentando a las huestes de marujas de ambos sexos que habitan este país.
Es evidente que si tienen intención de bañarse o tomar el sol en un barco luzcan traje de baño. Ni siquiera la familia real se baña vestida, pero es tal el halo de impenetrabilidad, misterio y lejanía de los reyes y sus familiares con el resto que cualquier hecho que se salga algo de lo normal es noticiable. Curioso país.
Quizás lo más sorprendente es esa curiosa forma de tratar a la familia real. La prensa los trata como si vivieran en otro país y vinieran a España sólo de vacaciones. Son antológicas las preguntas que les hacen al comienzo de sus vacaciones o en esas contadas ocasiones en las que se acercan a decir algo anodino, insulso, vacío y al margen de todo.
Las preguntas son de risa:
- Majestad, ¿Cómo están sus nietos?
Pues como quieres que estén unos niños cuyas máximas preocupaciones durante el año son elegir el color de los skies para el invierno y el del bañador para el verano. El resto lo tienen todo a su alcance.
Pero llama la atención que estén ante el Jefe del Estado y le hagan esas preguntas tan cortesanamente correctas.
Pregúntale hasta cuando van a tener que soportar los españoles las ignominias de las compañías telefónicas o cuando podrán acceder a una vivienda digna, trabajo digno o salarios europeos. Él, a fin de cuentas es el Jefe del Estado, el que firma los títulos universitarios, el que sale en algunas monedas, el que en definitiva es el que manda. Quizás su figura dentro del país sea algo extraño, nebuloso y/o decorativo, pero si no puede cambiar este tipo de cosas, si podría al menos instar a que lo hagan los que si pueden cambiarlas.
Me quito el sombrero ante la familia real porque han conseguido llegar a un punto en el que ellos son los que mandan, pero no son responsables de nada. La cuadratura del círculo.
Un años más la familia real ha salvado el país en esa época en la que las marujas macho están inquietas y al borde de la crisis porque los futbolistas están de vacaciones y las marujas hembra están cerca de la esquizofrenia porque no tienen carnaza en verano con la que ambientar sus largos e interminables días.
La imagen de Leticia y su suegra la encontré en Telecinco.
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