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Los entendidos seguramente conocerán la clave de por qué unos cuantos toros bravos corren en medio de unos cuantos individuos y no se llevan cada día a varios por delante. Durante cada encierro da la impresión de que los toros quieren terminar cuanto antes y abandonar a toda prisa la compañía de seres que, a tenor de lo visto, valoran poco su vida. Si te fijas en las caras de los toros, están diciendo que los dejen tranquilos y que no quieren hacer daño a nadie.
Hay momentos en los que con sólo girar ligeramente la cabeza podrían cornear a dos o tres corredores sin apenas variar su ritmo.
Nunca he sentido la menor inclinación a correr delante de toros en los Sanfermines y eso que viví durante mucho tiempo muy cerca, pero el hecho de jugar a la ruleta rusa con el destino no me ha motivado mucho.
¿Qué pasará por la cabeza de los corredores cuando deciden competir con toros, cuyo volumen y fuerza supera 5 veces o más la de una persona? ¿Qué les pasará por la cabeza a los toros cuando se ven envueltos en una marea humana a la que deben sortear? Supongo que ante la enormidad de objetivos y la facilidad para cornearlos sin inmutarse, deben pasar de todo. Deben pensar lo mismo que los leones recién comidos, tumbados al sol a menos de 20 metros de una manada de gacelas.
La imagen de un encierro cualquiera la encontré en Riau Riau.
1 comentario:
¡Tu lo quye eres es un antiespañol! Bueno, eso es lo que te diría alguien si leyera tu estupendo post (aunque para eso hay que saber leer).
Un saludo y feliz verano.
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