El arquitecto francés Jean-Pierre Houdin parece que ha dado con la clave para descifrar el misterio que permanecía oculto desde hace varios milenios: La construcción de las pirámides egípcias se llevó a cabo en espiral.
En la imagen puedes ver una recreación en la que se explica gráficamente cómo se pudieron construir estas grandes moles sin la tecnología y los avances que hoy tenemos a nuestra disposición.
La teoría Houdin demuestra en sus conclusiones que los obreros alzaban las piedras en trineos de madera que se deslizaban por unas vías, lo que echa por tierra la creencia que se mantenía hasta ahora en la que se explicaba que las pirámides se habían construido con la ayuda de una rampa exterior, algo que desecha el arquitecto francés, justificándolo al asegurar que, de haber sido así, se hubieran empleado muchas más piedras en la construcción de la rampa que las utilizadas en la propia pirámide.
Hace unos meses tuve la suerte de ver un documental de la BBC en el que se argumentaba la teoría ahora desechada de la rampa auxiliar. La recreación era espectacular y mezclaba actores reales con realidad virtual. Los actores daban vida a capataces, arquitectos, maestros y obreros y explicaban históricamente cómo se construían. Sólo erraron en la forma de construirlas. El resto estaba muy bien documentado.
Algo que me sorprendió fue el hecho de que los constructores y obreros no hacían su trabajo a golpe de látigo, como erróneamente nos han querido hacer ver ver a través del cine, eran trabajadores voluntarios que gustosamente accedían a la petición del faraón para construirle su mausoleo. Y eran muy bien tratados y muy bien considerados.
Ahora no ocurre así: Las grandes pirámides que se están construyendo los miserables en torno a sus cuentas corrientes manchadas de la sangre, el sudor y las lágrimas de millones de personas que a golpes de onerosas hipotecas, letras interminables, guerras y atropellos interminables y atrocidades sin fin, como sustitutos de los imaginarios látigos de los que hablan en las historias sobre el antiguo Egipto, convierten a la construcción de pirámides en apacibles veladas campestres tomando tacitas de té.
En la imagen puedes ver una recreación en la que se explica gráficamente cómo se pudieron construir estas grandes moles sin la tecnología y los avances que hoy tenemos a nuestra disposición.
La teoría Houdin demuestra en sus conclusiones que los obreros alzaban las piedras en trineos de madera que se deslizaban por unas vías, lo que echa por tierra la creencia que se mantenía hasta ahora en la que se explicaba que las pirámides se habían construido con la ayuda de una rampa exterior, algo que desecha el arquitecto francés, justificándolo al asegurar que, de haber sido así, se hubieran empleado muchas más piedras en la construcción de la rampa que las utilizadas en la propia pirámide.
Hace unos meses tuve la suerte de ver un documental de la BBC en el que se argumentaba la teoría ahora desechada de la rampa auxiliar. La recreación era espectacular y mezclaba actores reales con realidad virtual. Los actores daban vida a capataces, arquitectos, maestros y obreros y explicaban históricamente cómo se construían. Sólo erraron en la forma de construirlas. El resto estaba muy bien documentado.
Algo que me sorprendió fue el hecho de que los constructores y obreros no hacían su trabajo a golpe de látigo, como erróneamente nos han querido hacer ver ver a través del cine, eran trabajadores voluntarios que gustosamente accedían a la petición del faraón para construirle su mausoleo. Y eran muy bien tratados y muy bien considerados.
Ahora no ocurre así: Las grandes pirámides que se están construyendo los miserables en torno a sus cuentas corrientes manchadas de la sangre, el sudor y las lágrimas de millones de personas que a golpes de onerosas hipotecas, letras interminables, guerras y atropellos interminables y atrocidades sin fin, como sustitutos de los imaginarios látigos de los que hablan en las historias sobre el antiguo Egipto, convierten a la construcción de pirámides en apacibles veladas campestres tomando tacitas de té.
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