La noticia la acabo de leer en El Comercio de Perú, pero la firma Reuters, aunque no he encontrado allí la fuente original.
Sabía que los bancos llevaban una política muy agresiva para captar clientes, pero no me imaginaba que llegaran a estos extremos.
Resumiendo, una mujer australiana intentaba probar el sistema de seguridad del banco e inscribió a su gato como beneficiario secundario de su tarjeta de crédito. El banco pasó por alto este pequeño detalle y le envió al gato su propia tarjeta.
El gato llamado Messiah, no obstante tuvo mucha suerte porque el banco le canceló la tarjeta cuando se enteró del error. De no ser así, el pobre felino tendría que haberse buscado un trabajo fuera de casa como cazador de ratones para poder pagar las comisiones que suelen cobrarnos por las tarjetas.
Actualizazión: El protagonista de la noticia y su dueña posan junto a su flamante tarjeta de crédito. Foto de The Herald Sun
En la imagen, que acabo de quitar un gato acude a su banco a solicitar una tarjeta de crédito. La encontré en Hormiga.org
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