Los responsables de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias siguen en su línea de procurarle a la población de las islas el mayor número de sobresaltos posible y de hacerles la vida imposible a los verdaderos profesionales sanitarios que intentan hacer su trabajo lo mejor que pueden a pesar de los empeños de está pléyade de ineficaces, ineptos y torpes que pueblan los cargos del organismo que se encarga de la sanidad en Canarias.
La última la hemos conocido esta semana. Afortunadamente no ha sido nada grave y mucho mejor así a tenor de cómo lo han resuelto.
En resumen: Aparece un brote de salmonella kotbuss en una embotelladora de agua. Como en Gran Canaria el agua para el consumo es toda embotellada, merced a oscuros intereses que procuran que el agua corriente tenga un sabor nauseabundo que obligue a la población a consumir agua en botellas.
El agua embotellada en cuestión, fue usada para preparar biberones a bebes y éstos fueron padeciendo gastroenteritis al ritmo que la iban consumiendo. La Consejería hace unos meses comenzó a investigar y, según todos los indicios, dieron con el brote, pero ocultaron el hecho, supongo que para no alarmar a la población. Como resultado, las madres afectadas, desconocedoras del origen, siguieron suministrando a sus hijos el mismo agua, con lo que siguieron con los problemas.
Tal como han denunciado diversos medios, la población tuvo que enviar mensajes de móvil a la Consejería para alertar de la situación, y ésta, al verse desbordada, se vio obligada a descubrir el pastel. Una de las afectadas cuenta su odisea en Canarias7.
La consejera de la rama (por lo que dice, da la impresión que sigue viviendo en un árbol) no me merece la más mínima credibilidad en lo que dice. Una tía que se jacta de que en Canarias los pacientes SÓLO tengan que esperar 3 ó 4 meses para operarse, me parece una inútil más, que dicho sea de paso no desentona para nada en un gobierno donde los torpes, ineficaces y vividores son legión.
Este post, lamentablemente no podrán leerlo nunca dos niños a los que la Consejería mató impunemente, sí impunemente, al no disponer un hospital de un laboratorio.
Claro que si el dinero empleado en la creación de ese laboratorio sirvió para comprar algún culebrón para gozo y regocijo de las marujas, me callo.
Y ¿Cual hubiera sido el procedimiento correcto en el caso de la salmonela en el agua? Supongo que la solución es sencilla, siempre y cuando se disponga de un cerebro dentro de la cavidad craneal.
1.- Se descubre la salmonela. Se informa a todas las familias afectadas por teléfono y se les avisa de cual es el origen.
2.-Se avisa a la opinión pública del hallazgo del brote y se retira todo el agua de esa marca.
3.-Se erradica la cepa en la embotelladora y se ayuda a la empresa de alguna forma para que su agua pueda seguir vendiéndose en el mercado.
Como no se han hecho ninguna de estas tres cosas, ahora tendrán que hacer frente a denuncias por negligencia que espero sean numerosas, la población supongo que desconfiará de esa marca concreta de agua y a la Consejera le darán una medalla o la ascenderán.
En la imagen un niño toma su biberón, vigilando por si la Consejera de Sanidad de Canarias quiere hacerle alguna canallada. La encontré en Serina.Altervista.
La última la hemos conocido esta semana. Afortunadamente no ha sido nada grave y mucho mejor así a tenor de cómo lo han resuelto.
En resumen: Aparece un brote de salmonella kotbuss en una embotelladora de agua. Como en Gran Canaria el agua para el consumo es toda embotellada, merced a oscuros intereses que procuran que el agua corriente tenga un sabor nauseabundo que obligue a la población a consumir agua en botellas.
El agua embotellada en cuestión, fue usada para preparar biberones a bebes y éstos fueron padeciendo gastroenteritis al ritmo que la iban consumiendo. La Consejería hace unos meses comenzó a investigar y, según todos los indicios, dieron con el brote, pero ocultaron el hecho, supongo que para no alarmar a la población. Como resultado, las madres afectadas, desconocedoras del origen, siguieron suministrando a sus hijos el mismo agua, con lo que siguieron con los problemas.
Tal como han denunciado diversos medios, la población tuvo que enviar mensajes de móvil a la Consejería para alertar de la situación, y ésta, al verse desbordada, se vio obligada a descubrir el pastel. Una de las afectadas cuenta su odisea en Canarias7.
La consejera de la rama (por lo que dice, da la impresión que sigue viviendo en un árbol) no me merece la más mínima credibilidad en lo que dice. Una tía que se jacta de que en Canarias los pacientes SÓLO tengan que esperar 3 ó 4 meses para operarse, me parece una inútil más, que dicho sea de paso no desentona para nada en un gobierno donde los torpes, ineficaces y vividores son legión.
Este post, lamentablemente no podrán leerlo nunca dos niños a los que la Consejería mató impunemente, sí impunemente, al no disponer un hospital de un laboratorio.
Claro que si el dinero empleado en la creación de ese laboratorio sirvió para comprar algún culebrón para gozo y regocijo de las marujas, me callo.
Y ¿Cual hubiera sido el procedimiento correcto en el caso de la salmonela en el agua? Supongo que la solución es sencilla, siempre y cuando se disponga de un cerebro dentro de la cavidad craneal.
1.- Se descubre la salmonela. Se informa a todas las familias afectadas por teléfono y se les avisa de cual es el origen.
2.-Se avisa a la opinión pública del hallazgo del brote y se retira todo el agua de esa marca.
3.-Se erradica la cepa en la embotelladora y se ayuda a la empresa de alguna forma para que su agua pueda seguir vendiéndose en el mercado.
Como no se han hecho ninguna de estas tres cosas, ahora tendrán que hacer frente a denuncias por negligencia que espero sean numerosas, la población supongo que desconfiará de esa marca concreta de agua y a la Consejera le darán una medalla o la ascenderán.
En la imagen un niño toma su biberón, vigilando por si la Consejera de Sanidad de Canarias quiere hacerle alguna canallada. La encontré en Serina.Altervista.
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