España apuesta por la familia unida

Acabo de leer en Cinco Días la información en la que se da cuenta de la entrada en el club de nuevas ciudades. El club de las ciudades en las que el precio del metro cuadrado de vivienda cuesta 6.000 euros.

Como pronto se supone que redondearán el metro cuadrado a un millón de euros. (aquí se redondea todo), creo que nos están sugiriendo una de estas opciones:

Una. Que nos traslademos a vivir a cuevas y árboles para poder vivir bajo techo. Los nidos de los pájaros son un ejemplo excelente de que se puede vivir en medio de la naturaleza y respirar aire fresco. Las aves llevan toda su vida haciéndolos. No vamos a ser menos los humanos. Sirva como ejemplo los pedazos de nidos que se hacen las cigüeñas.

Dos. Que no nos despeguemos de nuestras familias y nos mantengamos unidos de por vida. Tal como están los precios, a no ser que optes por la primera opción o hagas uso de cartones de embalaje de grandes electrodomésticos, es practicamente inviable pagar una hipoteca o un alquiler si tenemos en cuenta la relación salario normal/precio de alquiler o hipoteca.

Tres. Hay una tercera opción también muy intesante que cobra su importancia ahora que algunas compañías aéreas han bajado los precios y otras estudian hacerlos gratuitos. Comprar una casa en Gran Bretaña o Irlanda y trabajar en España. Pero, claro, una vez dado el primer paso, mejor trabajas también en esos países cuyos sueldos duplican o triplican los españoles.

Cuatro. Quizás a muchos no les guste esta idea, pero es bueno tenerla en cuenta. Para llevarla a cabo, debes enterarte de las hijas casaderas de los dueños de los bancos en España. Te casas con una de ellas y, al menos, su padre te dejará la hipoteca más barata. Si no te regala una casa directamente. Toño en La Fragua realizó una estupenda observación a este respecto.

Como ves, Crónicas de Esperantia, siempre al servicio del pueblo dando buenas ideas para desenvolverse en esta maravillosa sociedad.

La imagen la encontré en Pepita ama la playa. Es una familia unida española, donde tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos disfrutan de su cubículo de 50 metros cuadrados que empezó a pagar el tatarabuelo y esperan que el tataranieto pueda terminar o al menos, legarles la hipoteca a sus descendientes.