Comienza el Vía Crucis

Jamás he entendido el masoquismo que padece o profesa parte de la sociedad para amargarse durante casi una semana en carreteras infernales, garitos infectos de playa, hoteluchos de mala muerte con servicio horripilante, atracos a mano armada en bares y restaurante pasando por el resto de estaciones del calvario que supone la Semana Santa en nuestro país.

Algunos incluso se dejarán el pellejo en el intento, según nos está recordando la DGT con su agresiva campaña consistente en llamar por teléfono y preguntar si cree que se va a matar esta Semana Santa.

Aunque ya me voy haciendo mayor, creo que toda mi vida he procurado huir de la masificación como de la peste. No me gustan las aglomeraciones ni el aborregamiento ni esperar colas para todo por gusto pudiendo escoger otros días para viajar menos comprometidos.

Quizás a una gran mayoría de los seres humanos les gusta vivir así: juntos y revueltos unos encima de otros.

Conmigo que no cuenten.

ACTUALIZACIÓN: Me acabo de enterar que como premio a todos los masocas españoles o extranjeros que nos van a visitar durante Semana Santa se ha subido nuevamente el precio de la gasolina y también el de los viajes aéreos. Medidas que me parecen muy oportunas y acertadas para que el masoquismo siga en auge. No obstante sería deseable que el Gobierno creara bigadas especiales para que cada unos cuantos kilómetros azotaran a algunos automovilistas para que se sintieran más a gusto, además de conmemorar adecuadamente la Semana Santa.

La imagen de un atasco cualquiera de los muchos que se podrán disfrutar durante estos días la encontré en ABC.