He aprovechado para entrar a hacer un rectificación en el post anterior para enmendar una gamba que había metido y mientras escucho de fondo el Gran Premio de Japón, he pensado en la cruda realidad que nos ofrece la blogosfera a los que tenemos poco tiempo o a los que lo tienen, pero se resisten a perderlo miserablemente.
Supongamos que una persona normal está suscrita a 20 blogs que considera interesantes. Pongamos 3 minutos para leer cada blog y supongamos igualmente que el tío es muy participativo y escribe comentarios en todos. Supongamos que piensa los comentarios que escribe y no pone el típico "me ha gustado tu blog" o cosas por el estilo. 60 minutos para lectura y 40 para comentarios suman 100 minutos. Supongamos que nuestro protagonista imaginario tiene un blog y piensa lo que escribe, se documenta y no se dedica a poner las gilipolleces que solemos encontrarnos en la mayoría. ¿ponemos 30 minutillos más? El amigo de nuestra historia es una persona de su tiempo al que le gusta estar informado. Por ello se lee 5 ediciones digitales y consulta y lee la batería de opiniones de los sesudos opinadores de cada diario. Sumemos otra hora más.
A nuestro colega le gusta tener su blog como un pincel y pasa una media de 90 minutos para acicalar su casita cibernética y tenerla al día de innovaciones, implementaciones, etc.
Nuestro bloguero ha tenido mucha suerte y su mujer, novia o amante lo abandonó hace unos meses con el vecino del tercero por falta de atención por lo que se ahorra una media de tres horas más para estar frente al ordenador. No obstante la fisiología humana le sigue jugando malas pasadas y debe dormir 6, 7 u 8 horas hasta que desarrollen un software capáz de entregarse al descanso por el usuario, al que se suscribiría mediante RSS.
Supongamos que tiene todos los chinos y pizzerias del barrio controlados y con un golpe de teléfono pueden suministrarle la comida rápidamente que deglute mientras sigue tecleando.
Lógicamente se ha buscado un teletrabajo para conjugar sus necesidades espirituales y materiales y se ha dado de alta en una secta cibernética. Es muy feliz.
La imagen la encontré en Mundo Ateo.
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