Ahora mismo acabo de cerrar la edición semanal de la publicación en la que curro y aprovecho para escribir algo sobre ese montón de basura que murió ayer en Arabia Saudí para descanso del resto de la humanidad. Un tipejo miserable que tiene a las mujeres a la altura de las cucarachas. Los derechos humanos no los llegó a conocer nunca y fomentó, financió e inspiró el fundamentalismo islamista que ahora nos invade. Encontré este artículo en el Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional donde puedes encontrar algunas claves sobre el feudalismo más cavernario que existe.
Sin embargo, lo que me ha sorprendido es el hecho de que la comunidad internacional se haya sacado la vara de medir de los domingos y lo califique de hombre de paz, benefactor, etc, etc. Si me pregunta sobre este tema mi hijo de siete años, no sabría que responderle. Probablente tendría que decirle algo asi: Mira, en el mundo hay dictadores y asesinos buenos y dictadores y asesinos malos. Todos masacran a sus pueblos, matan, roban y hacen infelices a sus conciudadanos, pero por extrañas razones que quiero desconocer, a algunos de estos miserables los quieren mucho y cuando se mueren, un montón de meapilas y pobres de espíritu van a llorarlos a sus execrables entierros. Puedes encontrar más sobre esta noticia en el libro de notas y en Rebelión.org en unos apuntes de Pascual Serrano. La foto del camello, me parecía mucho más digna que la del vómito del que hablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario