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Al tío no se le ocurre otra cosa que programar una película interesante, llena de calidad, que merece la pena verse y con un nivel muy aceptalble, por no decir sobresaliente. No contento con esto y seguidamente programó Gálata, una cinta con una ácida crítica al futuro inmediato que ya casi es presente.
Acostumbrados como nos tiene la cadena a peliculillas de medio pelo, de saldo y abonados ad aeternum a Van Damne y Steven Siegal, nos parece que las broncas que se va a llevar de la dirección son justificadas porque no sigue la línea bazofiesca de la programación cinematográfica de la cadena y este tipo de errores causa extrañeza en los espectadores habituales que buscan su ración de basura y se encuentran con calidad.
Claro que estamos en verano y todo vale, pero programar calidad en una televisión generalista es un pecado grave que se merece las consecuencias más severas.
Porque se empieza así y corremos el riesgo de llegar a extremos intolerables en los que ya no puedas tragarte tus 3 ó 4 culebroncillos diarios, regaetton en vena y programas llenos de subespecies humanas que nos cuentan sus miserias vitales por el mero hecho de salir en la tele.
Exceptuando la 2 que se está desmarcando claramente del resto, la mayoría de las cadenas siguen su línea coherente y ofrecen basura catódica las 24 horas del día.
Como dije en alguna ocasión, la basura te la dan gratis, la cultara debes pagártela y para eso están los canales por satélite o la plataforma digital, donde se puede elegir todo aquello que cualquier persona normal y razonable espera de una televisión.
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