El otro día se escandalizaban los contertulios de La Mañana de Jiménez Losantos en la COPE porque, según decían en Cataluña apenas quedaban 200 militares del Ejército español. Es evidente que no conocen bien las nuevas tareas de nuestros militares ni las nuevas formas de organización que existen en la actualidad.
Hoy, un ejército que quiera ser operativo en sus funciones típicas, léase atacar o defenderse con armas, le basta un niño que maneje bien la Play Station, dado que lo más efectivo es el uso de misiles. Ya no existen las armadas napoleónicas con miles de soldados avanzando hasta la muerte en formaciones inhumanas.
Nuestro ejército sólo necesita un par de barcos para trasladar efectivos en sus labores humanitarias y unos cuantos aviones para hacer el pasteleo de las maniobras de la OTAN. Del resto no deben preocuparse porque no creo que nos ataque nadie ni desde fuera ni mucho menos desde dentro.
Para ahorrarse todavía más pasta podrían concertar con asilos y residencias de la tercera edad que les cedieran unos cuantos ancianos para desfiles y representación. Se harían pasar por generales y altos mandos y sólo tendrían que dejarles los uniformes y pegarles unas cuantas medallas que pueden comprar en cualquier tienda a precio de saldo.
Este año ni el presidente del Gobierno ni el líder de la Oposición se pusieron de acuerdo sobre la nación sobre la que tenían que debatir en el debate del estado de la nación. Según el presidente vivimos al norte del paraiso y según el líder de la oposición padecemos al sur del infierno.
Para actuar con lógica sería necesario huir cuanto antes del país del que habla Mariano Rajoy y alcanzar rápidamente el país del que habla José Luis Rodriguez Zapatero.
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